Una Aldea muy muy grande

Y fina, deliciosa, sabrosa....

Una aldea con un perfume de fruta roja fresca, con unos aromas herbáceos y florales que trae el viento... Un viento atlántico. También encuentras en cada rincón especias picantes, suaves cacaos y café, balsámicos, mineralidad, toques de matorral y mucho amor.... Amor por el trabajo bien hecho.

Y cuando te sientas a la mesa, en esta aldea, encuentras una fruta madura, jugosa, que te explota en la boca. Tiene un toque dulce, pero la acidez afilada y los amargores lo equilibran, dejando que sean los balsámicos y esas notas florales las que desequilibren y tiren más hacia el perfil fresco. Es largo, con esas notas de monte bajo y los tostados elegantes dándole un toque más complejo. Ligera salinidad.

Vino muy muy bien elaborado, fresco, fragante y de los que gustan. Un vino cojonudo.

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