El primo de los Dauvissat al fin se luce con un vino de este pedazo de tierra. El 2000 fue un pequeño desencanto para tan fenomenal añada y, sin embargo, el 2001, de una cosecha un poquito menos agraciada, ha salido excelente. Aromas de chocolate blanco, toronja, pasto recién cortado, piedras silíceas y algo distante de estragón. Apretado en boca. Un vino que necesita unos cuantos años de botella. Buen peso, con mucha concentración frutal y una acidez cítrica que no es para gente timorata o de pladares fácilmente ofendibles. Largo, muy largo, con una profundidad mineral deliciosa y un no-sé-qué de tabaco verde y caramelo en el final-final... Para acostarlo y olvidarlo hasta el 2010 por lo menos.
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