Tenemos entre manos una segunda botella de este vino blanco bi-varietal del cual ya catamos su añada 2015 en Septiembre del año pasado. En su etiqueta de fondo blanco aparece una escena del baile de la "Cueca", bailada por el "Huaso" personaje típico chileno del Valle de Colchagua que ama la naturaleza y los caballos.
Abrimos la botella media hora antes de la cata que realizamos a 10°C. El tapón un poco corto aunque bastante compacto.

VISUAL: De color amarillo verdoso de intensidad media con reflejos acerados, brillante y cristalino (88).

OLFATIVA: En nariz encontramos de nuevo el aroma a "pipí de gato" acompañado de notas frutales de plátano, piña y ciruelas blancas. Ligero apunte floral a lirios blancos y jazmín así como un agradable toque herbáceo de manzanilla, espárragos blancos y aceitunas verdes. Delicioso bouquet de una intensidad media-alta, de mayor complejidad que la añada 2015 (91).

GUSTATIVA: En boca muestra un buen ataque y a la vez es un vino muy amable, lácteo, de gran amplitud y de acidez alta. En retronasal nos devuelve los aromas florales de la nariz y los apuntes de fruta tropical. Realmente equilibrado, sedoso y sin arista alguna. Su persistencia de unos dos minutos y medio. Nos ha gustado más que la añada anterior, lo encuentro mucho más redondito, con todo en su sitio. Una delicia de blanco chileno (90).

La RCP la considero muy buena. Por unos 10 dólares se trata de un sobresaliente caldo.

Nos lo tomamos en dos comidas diferentes. En la primera con unas lonchitas de 5 J´s de entrante y con unos macarrones con gambas y calamares de segundo. Exquisitez con el jabugo y delicioso con nuestra pasta. En la segunda ocasión nos lo terminamos con un arroz seco de pulpo, langostinos y alcachofas. La verdad es que este maridaje fue una delicatessen, con el arroz combinó espectacularmente, ese toque tropical y su acidez eran el complemento perfecto al pulpo y a esas "carchofetes". Un disfrute más amigos. Salud-os!!