Con todo por descubrir...
Obviamente, uno de los Tintos de Toro de Eguren que necesitan claramente el tiempo como mejorante de este vino.
Creo recordar que, desde un 2010 catado en una feria de mi provincia ya hace un buen tiempo, no me llevaba este vino al paladar.
Continuamos vislumbrando ese color granatoso muy oscuro de capa alta que tanto nos gusta y que siempre que agitamos la copa, nos deja ese velo atintado en el cristal tan resultón. Hay materia; hay trabajo.
Como ya suponíamos lo que nos íbamos a encontrar, he utilizado lo que normalmente no necesito: descorchamos y jarreamos el Almirez. Devolvemos a la botella. después de media horita, lo devolvemos al decantador para ya definitivamente, degustarlo.
La nariz, gracias a esta ayuda, nos dejará congratularnos con sus bondades.
Debo decir que no apabulla en intensidad. Más bien sigue haciéndose la remolona.
A un seguido de frutas negras (cerezas,moras o grosellas) le seguirá las especias de clavo y pimienta. Sólo al final y después de casi dos horas, adivinaremos (lo logramos) el resabio avainillado de la crianza en el roble.
La boca, sin ser exageradamente "verde", se le nota la falta de botella y tiempo.
Acidez marcada. Un paso en boca que te limpia los dientes, las encías y, si se pusiera un muro de piedra delante, también haría lo propio. Se presume la fruta, las especias. Está claro y eso no se discute. Final astringente largo.
Lo dicho: todo un Toro. Un Toro por domesticar y madurar.
...Todo un Eguren, vamos!!