Porque tienes magia y algo le va a faltar a este mundo del vino: tu pasión.

Pasión por la uva, por el terruño, por la honestidad, por un vino excelente. Un vino tratado con mimo, con amor, que te muestra lo que puede dar esta tierra. Un vino que a pesar de su juventud, muestra potencia, esas notas oxidativas tan características, con frutos secos, fruta blanca madura, algo de melón, mineralidad, herbáceos, notas salinas, frescura... Es una nariz que te teletransporta entre los viñedos de la zona, en los que pasear copa en mano disfrutando del espectáculo.

En boca vuelve esa frescura, esos frutos secos y notas salinas con una fruta madura, jugosa, mineralidad más marcada en esta fase y una acidez tremenda que te hace vibrar. Es un vino de trago lardo, potente, denso, carnoso, con un esqueleto que le dará una excelente y larga vida.

A conseguir lo que se pueda del gran Jacques, porque señores, lo bueno se acabó :-(