Visual_ Rojo granate de capa alta y ribete granate con destellos violáceos. Limpio y brillante. Lagrima abundante, gruesa y lenta.

Nariz_ Buena intensidad. Empieza cerrado con notas algo vegetales y de trufa, se despereza y muestra una fruta negra compotada, que busca protagonismo todavía, una buena crianza con tofe, cacao, pimienta negra y un agradable fondo balsamico que juega con el monte bajo y algún mentolado.

Boca_ Buen volumen, estructurado, taninos nobles, golosos aún por integrar, buena acidez que vértebra el vino aunque quizás un punto más sería ideal. Buena longitud con la crianza presente, pero con potencial para envejecer.

Una gran garnacha de Rioja Baja, lejos de esta moda de garnachas ligeras y con un destacado componente vegetal, de raspón o de madurez justa, estilo Gredos. Parece mentira que en dos días haya catado día garnachas de Rioja Baja, de pueblos vecinos, y que sean dos vimos opuestos. Muestra la grandeza de una tierra, de una variedad y de dos pequeños proyectos con estilos muy diferentes. Yo me quedo con este algo más típico de la zona y de las vecinas del Moncayo.

Segunda añada que cato de este pequeño proyecto (600 botellas) de Bodegas IVLIA.
De verdad que voy a comenzar a profesar la religión de los adoradores de las grandes garnachas.
Granate intenso con irisaciones rubí, de capa media alta. Lagrimón que se aferra con fuerza a la pared de la copa. De inicio se muestra algo tímido, con notas frutales y de madera muy elegantes. El vino se viene arriba muy pronto y comienza el despliegue de trufa, chocolate, fruta negra, ahumados y especias como el clavo. No para de evolucionar. Toffe, café con leche, pimienta negra, se van sucediendo, perfectamente acoplados con aromas a ciruela pasa y mermelada de membrillo. Nota muy de fondo de avellanas, y una puntita muy discreta de acetato de etilo que lo acompleja aún más si cabe.
En boca se muestra pleno, redondo, goloso, potente y muy conjuntado. Final una pizca seco, con notas de chocolate negro, y regaliz. Es un vino con matices rústicos pero con un tanino muy domado. Buen volumen. Retro largo.
Todavía es un bebé. Interesante seguir su evolución en unos años.
Esta es la muestra de como con una gran uva se consigue hacer un gran vino, con un trabajo yo diría casi de orfebre.
Me he vuelto IVLIADICTO.