Azpilicueta Crianza 1998, sorprendente evolución.

Rojo aterciopelado con tonos marrones, de media capa y el ribete teja, lágrima fina y abundante.
Es de un rico aroma donde se asoma la mora y el arándano, bien maduros, pero sin pérdida del frescor y de su identidad. Hay mucha fruta roja en sazón, de leve licorosidad, la puedes sentir o imaginar, es apabullante su tersura y su frescor. Va desgranado un fino toque especiado, hay tabaco y madera de cedro, junto a vainilla y pimientas. Fondo balsámico, madera envinada y algo de monte bajo.

En la boca conserva nervio el tanino se agarra y la acidez es viva, ensalivas y paladeas continuamente. La fruta se muestra con claridad diría que conserva jugosidad, es de un paso algo ligero sin pérdida de elegancia y personalidad, mantiene el porte y el semblante de un vino fino de Rioja. Salen las especias y se une el tabaco de hoja, el endrino, va creciendo, se enaltece y quiere la comida, no se arruga y se complementa a la perfección.
Sin duda me gusta más que los Azpilicuetas actuales y si bien no le quedan muchos veranos puede levantar la mirada sin verguenzas.

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