Compré este vino bivarietal en el super de confianza porque me llamó la atención el coupage Shiraz-Malbec. Se trata de un vino argentino sin crianza el cual abrimos media hora antes de su cata a 16°C. El tapón muy cortito pero en perfecto estado.
VISUAL: Presenta un bonito color rojo violáceo, de capa media con el ribete cardenalicio. De lágrima gruesa, lenta y transparente (88).
OLFATIVA: En nariz y a copa parada lo encuentro eminentemente floral (rosas rojas) y un tanto herbáceo con aromas de estragón. Al agitar hay notas frutales, ciruela negra, fresas y frambuesas, especiados de pimienta negra y clavo y aromas de cuero y tabaco de liar. Su intensidad es media (83).
GUSTATIVA: En boca se muestra fresco, opulento y amplio. Su acidez es alta y los taninos bastante pulidos. Tiene un regusto dulzón a caramelo de fresa y con un retronasal que recuerda muchísimo a violetas. Su persistencia corta, de minuto y medio. Un vino bien estructurado, en un momento óptimo de consumo, no le daría más de dos o tres años en botella. Curioso coupage éste de Shiraz - Malbec, me ha gustado, si señor. Me encanta ir probando estas maravillas que se les ocurren a los genios de los enólogos (85).
La RCP la considero buena pues lo conseguimos por unos 13 euros y es un vino notable.
Nos lo tomamos como entrante en una comida con amigos y familia acompañando un plato de embutidos variados a la plancha (chorizo, morcilla y longanizas). Pese a la contundencia de los embutidos dio la talla, su elevada acidez y su frescura maridaron a la perfección. Un vino diferente, fresco y bien ensamblado, repetiremos seguro.
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