Color dorado brillante, con destellos verdosos. Buena densidad. De nariz de frutas muy maduras, destaca de inmediato el plátano, manzana, además de especias suaves y repostería. En boca es cálido, de paso meloso, con notas de cítricos, al fondo mantequilla y madera muy bien ensamblada. Final largo y maduro, con acidez persistente y secante.
En 1997 alguien dijo que este vino estaba listo para beber. Seis años después, está mejor que nunca. El embotellado sin filtrar le ha ayudado a mantener su nervio.
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