Obra maestra

Vista: Rojo cobrizo con destellos caoba, de capa baja y ribete ancho diferenciado en tonos teja. Con restos de sedimento pero brillante. Lagrima abundante, ancha, densa y de caída lenta que tinta ligeramente la copa.

Nariz: Intensidad media, profunda y penetrante, fina, sutil, elegante, delicada, embriagadora, compleja, con buena definición y extraordinaria persistencia. Destaca el carácter dulzón que le proporcionan las especias y la melaza, acompañadas de tabaco, caja de puros, frutos secos de cascara, bosque umbrío, humus y hongos. También queda un resquicio para la fruta reducida, confitura y cascarillas de naranja en licor. Al retirar la copa persiste una maravillosa canela en rama que invita a acercarla de nuevo. Fantástica nariz.

Boca: Entra con una intensidad y volumen sorprendentes, llenando súbitamente la boca, con mucho nervio, viveza y frescura, desarrollándose de la mano de una acidez fina y penetrante y unos taninos de lujo, afilados pero bien integrados, conformando una estructura pétrea que aún esta lejos de dar síntomas de venirse a menos. Recorrido largo y persistente, redondo y equilibrado, de tacto aterciopelado, fino y elegante, con la fruta reivindicando más espacio, reducida y espolvoreada en canela, evocando a confitura de frutos del bosque, naranja seca, frutas escarchadas, dulce de membrillo y cascarillas de naranja en licor. Le siguen notas de una crianza serena y reposada, que denota madurez, basada en la canela en rama, nuez moscada y tabaco rubio, que nos conducen a un postgusto intenso y persistente, dejándonos una impronta de maravillosa dulcedumbre y sensación plena.

Una obra maestra de Faustino. Compre unas cuantas botellas hace varios años a un precio que hoy me parece un regalo. Alguna que otra he tenido que tirar, enterradas en sus posos, pero la que me sale buena justifica todo el lote. Esta botella ha resultado una gozada.

¡Qué pocas referencias verdaderamente clásicas quedan en La Rioja!

Me levanto de la silla y aplaudo.