"Rara avis" de las que nos encanta descubrir

Vamos con otro de los vinos traídos desde España. En este caso es un monovarietal de Mencía de la D.O. Ribeira Sacra. Presenta una etiqueta un tanto vintage con letras negras sobre fondo blanco, muy austera. Abrimos la botella y la dejamos airearse por una hora. El tapón manchado apenas en su base y muy compacto. Servimos a 17°C:

VISUAL: Tiene un color violáceo con el ribete muy difuminado y de capa baja. De lágrima fina, transparente y abundante (83).

OLFATIVA: A copa parada predominan las notas frutales a moras y las florales a violetas. Al agitar encontramos herbáceos de ortigas y un extraño aroma que no sé si considerarlo mineral... como a taller de coches, entre caucho y aceite de coche quemado, como el que emana de un motor caliente con el capó abierto, bastante peculiar. Percibí un olor similar en un Viña Dorana del 70, curioso. Si seguimos olisqueando también aparecen especiados de fenogreco y pimienta negra, notas ahumadas, café tostado y un recuerdo de castañas asadas. Realmente es una nariz distinta, especial, que desde luego no te puede dejar indiferente. De intensidad media (91).

GUSTATIVA: En boca se presenta amplio, de acidez alta, con un paso por boca suave y ligero. Los taninos están en un punto óptimo, levemente apreciables dando carácter y personalidad. En retronasal es eminentemente frutal con notas de caramelo de fresa ácida y de nuevo mostrando el toque floral a violetas. A cada trago nos parece más lácteo, aterciopelado y redondo. De persistencia corta sobre un minuto y medio. No sabría decir si mejorará mucho más en botella pero ahora está en un momento óptimo de consumo. Una boca maravillosa que se antoja golosa y amable. Una mencía para disfrutar, una "rara avis" de las que nos encanta descubrir. Uhmmmm!! (93).

La RCP es muy buena, por unos 14 euros tenemos este sobresaliente vino.

Nos tomamos esta botella acompañando una paellita valenciana con costilla y arroz bomba que me reclamaba mi hija pequeña insistentemente. Por su puesto se la hice. La paella y el vino tinto son como buenos hermanos, se necesitan y se compenetran fabulosamente. Otro vino de una D.O. emergente que resulta una delicia. Además acompañado por los míos... Biennn !!