¡Que viva Jerome!.

Poco más de un año ha transcurrido desde la última botella disfrutada de este vino. ¿Que me he encontrado?. Pues que está "coj...do".

       No describo la botella y su etiqueta por haberlo hecho anteriormente. Sí he de decir que el corcho, de calidad, estaba en perfecto estado y tintado la cara que está en contacto con el vino.

       A la vista, mantiene su color rojo picota de capa alta. Permanece limpio y brillante. Con muy buena fina, abundante y lenta lágrima en su carrera por el cáliz de la copa. Ribete rubí y con leves notas teja.

       En nariz le he encontrado más abierto. Sus exquisitos aromas frutales y florales se han desplegado con rapidez en la copa. Permanecen sus frutas negras y rojas en abundancia. Notas de mineralidad, balsámicas y de pimienta negra. La madera de su crianza muy bien integrada y no destaca. Continua mandando su rica y madura fruta.

      En boca sigue estando muy elegante, aterciopelado, sedoso, equilibrado, muy frutal, con volumen, carnoso, mineral. ¡Como te llena la boca!. Con los taninos domados y manteniendo una fresca acidez que invita a beber y beber. La madera de su crianza perfectamente integrada y no sobresale. Vivirá varios años más de vida. Exquisito, elegante, aterciopelado y frutal paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,30 minutos.

      Con pena me despido pues me parece que es la última botella de esta añada.

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