Seis años más tarde, y es un vino que me sigue pareciendo un cañón. Al principio muestra unos moderados toques a cuadra que podríamos catalogar de “interesantes”, e incluso de “agradables” que poco a poco van diluyéndose hasta que casi desaparecen.
Mirando el resto, nos encontramos con lo esperado, que es mucho: acidez, tanino, aromas y sabores definidos y puros que van haciendo acto de presencia y se van haciendo más nítidos, prestancia, longitud, firmeza…
Me hizo mucha ilusión beberlo por varios motivos, pero sobre todo porque es del año del nacimiento de mi hija mayor.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.