En el límite, rozando el poste.

Y volvemos sobre este Barbera italiano, un viejuno de 1.980 que probamos hace más de tres años y daba sus últimos coletazos. Veamos cómo está ahora. La etiqueta está un poco deteriorada y el nivel de líquido bastante aceptable, medio centímetro por encima del inicio del cuello. Abrimos la botella con el abridor estándar de tijeras y salió el corcho íntegro y sin problemas aunque tintado en un 50% de su longitud. Dejamos respirar la botella por espacio de tres horas y media y servimos a 18°C:

VISUAL: Color rojo cereza pálido con cierta turbidez, de capa baja con el ribete amplio en tonos anaranjados. Lágrima escasa, transparente, lenta y esbelta (82).

OLFATIVA: A copa parada aromas fúngicos y a desván. Al agitar notas de hojarasca húmeda, polvorilla y naftalina. Con el tiempo surgen apuntes especiados, de clavo y canela así como recuerdos más terciarios, cuero viejo, cacao en polvo con un final licoroso como a pacharán. Se nota muy añejado, con aromas que evocan tiempos mejores, cansado, de intensidad media-baja(82).

GUSTATIVA: En boca es toda una sorpresa, de altísima acidez (como una buena Barbera que es) y de gran amplitud. Desde luego tras su nariz nadie esperaría esto. Por Dios que carácter!!, puede que incluso se pase... El punch brutal pero el paso por boca sedosito, con los taninos muy pulidos aunque al rato sí se nota un puntito secante. Retronasal con aromas a mermelada de frambuesa, notas de coco y recuerdos a guindas en licor. Post-gusto licoroso, con la acidez marcada y con un claro toque a duelas envinadas y un ligero apunte rancio que penaliza mucho. Persistencia de dos minutos y 35 segundos. Realmente está en decadencia, estos tres años de espera han sido demasiados y el excesivo carácter licoroso junto con los aromas rancios como que estropean la armonía y lo desconjuntan todo. Realmente la botella de 2016 estuvo mucho mejor, tanto en nariz como en boca y de hecho ya anunciábamos que estaba dando sus últimos coletazos. Pues bien, éste es el último y en el límite, rozando el poste (81).

La RCP: Pues pese a que nos costó 9 euros, esta botella no los vale aunque la culpa es mía por aguantarlo tanto. La dejaremos en floja.

MARIDAJE: Nos la tomamos en tres tandas. La primera acompañó un platito de queso parmesano reggiano con aceto vecchio. Una delicia de contrastes, apuntes lácteos, salinos y balsámicos perfectamente nivelados por la tremenda acidez del vino. En el segundo ágape lo maridamos con un revuelto de jamón ibérico, queso manchego curado, setas y trigueros. Deliciosa combinación en donde las notas grasas del jamón y las fúngicas y herbáceas del revuelto estuvieron en total sincronismo con los apuntes licorosos de nuestro Barbera. Y para terminarlo pues nada mejor que un enorme chuletón de ternera cuencana de 700 grs con sal rosa del Himalaya, pimienta negra de Jamaica y unos mellocos cuencanos. La jugosa carne y sus notas animales y sanguíneas armonizaron deliciosamente con la brutal acidez del viejuno y sus notas especiadas y terciarias. Pese a que estaba al borde del abismo, al maridarlo se disfrutó bastante.

Salud-os!!

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    Expatriator69

    Fotos:

    • El vino

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    • En la copa

      En la copa

    • Con el parmesano y el aceto

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    • Con el revueltito

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    • Brutal la carne

      Brutal la carne

    • Con el chuletón

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