Sorpresa poruguesa

Color amarillo pajizo con reflejos limonáceos, limpio y brillante.

Nariz de buena intensidad, con mucha frescura y fruta, que con el tiempo se va haciendo compleja (hierbas tipo anís, flores blancas y jazmín e incluso un toque lácteo sorprendente por no llevar madera, aunque parece ser que un 10% pasa por barrica francesa 6 semanas)

En boca vuelve la complejidad pues presenta una entrada fresca y cítrica que pasa por un ligero amargor que le otorga una persistencia muy buena.

Un vino interesante de nuestro vecino, tan parecido y tan distinta a nuestros vinos.

Para ser un 2013 no presenta ninguna evolución en color, encontrándose probablemente en su mejor momento de consumo.

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