Este vino nos acompañó en la gala de graduación en Rotterdam, luego de

Este vino nos acompañó en la gala de graduación en Rotterdam, luego de guardarlo en condiciones (a veces) precarias por 15 meses.
Vino cambiante, de buena complejidad. Aromas de frutos negros, bayas, cáscara de nueces, moka y ceniza (¿o era tierra húmeda?) entre un frescor boscoso inesperado. El paladar es de magnífico agarre y definición, con ese ataque abocado y carnoso típico del mejor valle de Guadalupe. Recorrido concentrado y amplio con sabor a zarzamoras, toques mentolados y especias que recuerdan al nutmeg que uno le pone a su capuchino en Starbuck’s. Muy sabroso y original.

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