Y un crianza que hace 14 años probaste y cuya boca no te gustó demasiado...
Cualquier otro catador al uso habría pensado que, en 2006, un Ribera Crianza 1998 ya estaba entrando en declive.
Sin embargo, pasados 14 años de aquéllo, abres otro 1998 y lo encuentras mucho más evolucionado, pero mejor y más hecho, ¡¡ qué gran contradicción !!
A mí también me encanta guardar vinos (incluso algunos que, aparentemente, cualquiera te diría que no son para aguantar 22 años desde su cosecha)... esa emoción que da cuando ves que "aún está vivo" un vino de esta edad, no la iguala, ahora mismo, ni de lejos, cualquier vino equivalente de la añada 2016 o 2017 (que estará mucho más joven pero será mucho más convencional en su bouquet y paso por boca) ;-)