Acidez, fruta y frescura justitas: para beber pronto

Corcho no muy largo ya bastante bañado en vino casi a la mitad del mismo por algunas zonas. Huele bien.

Abierto con media hora de antelación.

Visual

Picota rubí de capa alta, ribete rubí-granate-transparente, limpio, brillante y de buena lágrima. Aún se ve joven en visual. (8,5)

Nariz

De intensidad media alta a fruta negra madura, mentolado-balsámicos, especiados, regaliz, tostados, sotobosque, laurel, vainilla, herbáceos y algo de chocolate. Buena nariz aunque ya algo más terciaria de lo que lo recordaba y con menor punch de fruta. (8)

Boca

Ataque seco, de notable contundencia aunque más sedoso y controlado que lo recordaba; se nota la evolución y la ganancia en elegancia en los taninos; hay mucha fruta negra en licor, acidez media-baja ya, buen volumen, cuerpo medio-alto, buena estructura, densidad media-alta, taninos poderosos y por pulir aunque bastante más domados que en botellas anteriores. Es un vino más bien sabroso y de buena expansividad y licorosidad que, sin embargo, va escasito de frescura y acidez (lo que repercute en una sensación de cierta falta de equilibrio). El final es especiado, con fruta negra licorosa, mentolado y de agradable y algo amargoso retrogusto; en vía retronasal se repiten sensaciones y aparecen notas tostadas, algo torrefactadas y amaderadas que lo redondean bien pero sin enamorarme en absoluto (le falta acidez, fruta, frescura y equilibrio) (6,9)

Este vino lo probé nada más salir al mercado: a finales de primavera/principios de verano de 2015. Entonces, aunque el tanino estaba algo desbocado y sin domar, tenía muchísima fruta negra golosa y una buena acidez y frescura combinada con cacaos y chocolates que invitaban a beber y beber.

Sin embargo, en la anterior botella, hace un año, ya noté que no me satisfacía tanto y había perdido algo esa fluidez y explosividad frutal que recordaba en el mismo.

En esta botella, pasado un año, confirmo que el vino está aún globalmente en buena forma, no está mal, ha ganado en redondez de taninos y en elegancia, pero, en paralelo, ha perdido aún más frescura, fruta y acidez. Esto me hace temer que, aunque la visual lo hace parecer aún joven, en nariz con esos terciarios y con la pérdida en boca de fruta, acidez y frescura, el vino no aguantará más de un par de años en buen estado de disfrute. Me temo que, si se deja más tiempo, aunque los 15º de alcohol lo conserven y le hagan aparentar estar bien, dejará patentes desequilibrios, se convertirá en un vino pesado (ya lo es algo) y, sobre todo, corremos riesgo que termine siendo un tablonazo licoroso y alcohólico complicado de beber.

Su PVP de 11-12€, viendo el resultado a 4 años y pico, no me parece tampoco una maravilla. Hay vinos con mucha menos madera y alcohol, tintos también, que por 11€, te aguantan mucho mejor con 4 años y pico.

Me quedan 4 botellas (demasiadas, EMHO visto cómo evoluciona). Es la prueba fehaciente que, incluso estando de oferta, comprar tantas botellas de un mismo vino/añada suele ser un error (salvo el vino sea un vino de reales garantías). Iré abriendo en los próximos meses todas las que pueda para ir quitándomelo de encima pues, como digo, más de 2 años no creo que aguante en buen estado para disfrutarlo sin que resulte un vino excesivamente licoroso y pesado.

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