En la copa muestra un color rojo amoratado. Al acercarlo a la nariz te encuentras un mundo de aromas dentro de la copa, en principio algo umbrío, recuerda a ese bosque en el que acaba de llover. Hay trufa, tierra, especias como el clavo, la pimienta rosa, orégano, laurel, monte bajo y sus plantas, eucalipto, todo con sutileza, firmeza y elegancia, con una nariz espectacular y a una buena definición. Continúa con un fondo tostado, café verde, resinas y mineralidad. Y la fruta que viene acompañada del alcohol, hay una fruta negra bien madura, musculosa, jugosa en forma de arándanos, mirtilos, los muerdes.
En boca no es como en la nariz comienza con definición y la fruta gana, cobra poder y protagonismo, está muy viva casi rabiosa, como la acidez que chilla y no se enfada, sabe someterse. El alcohol penetra hay un grato fondo dulce, es un vino más ancho que largo, rico punto mentolado, con un tanino redondo, con nervio ésta, aporta y apuesta por la vida dentro de la botella, que rico y sabroso se muestra y sin duda evolucionara por que tiene todo lo necesario para poder hacerlo.
Catado con mi grupo de cata dentro de una selección de vinos de la Sardegna.
http://grupdetast.com/catas/la%20sardegna.html
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