Un vino de culto

Color rojo cereza con ribete violáceo brillante, capa media-alta. Intensidad olfativa media-alta. Se aprecian frutas silvestres, grosella negra y un fondo mineral muy marcado. A medida que se airea aparecen notas ahumadas y pimienta negra. Se vuelve muy especiado. En boca es untuoso y cálido, carnoso. Los recuerdos ahumados se sienten llenar la boca y su elegante astringencia nos recuerda al volcánico malpaís salpicado con acordes salinos.

Domingo Pérez es un “vigneron” canario, de escuela bordelesa, que ha sabido expresar en este vino todo el carácter atlántico del baboso negro, redondeado con el coupage de listán y vijariego negro, que le aportan unos matices únicos. Una producción de tan sólo 5.000 botellas, de las que merece la pena hacerse con al menos un par, pues aún parece tener recorrido.