No escribo reseña sobre todos los vinos que bebo. Tienen que gustarme y no me vale con catarlos o tomarme un par de copas. Lo realmente curioso es cuando merece la pena poner unas líneas de cosas humildes, baratas y desconocidas.
Esta sencillita mencía me ha parecido fresca, perfumada y sutil. Un tinto que pese a los más de 40º que hemos tenido hoy en Madrid ha entrado fenomenal, con escasa presencia maderosa ni alcohólica. Sin más pretensiones que la de ser un vino digno, bien elaborado y sin maquillajes.
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