Nací en el Mediterráneo

Granate de reflejos azulados, de tonos limpios y bien definidos. De capa media, la luz penetra sin muchos obstáculos a través de vino. Ribete de tonos degradados y ciertos reflejos cardenalicios. El vino se muestra untuoso, ligeramente viscoso, con peso, cuando se agita en la copa. De lágrima muy abundante, lenta, glicérica y tintada.

Nariz de muy buena intensidad. Balsámicos en primer plano, muy intensos, de eucalipto, regaliz y clorofila que lo dotan, desde la primera impresión, de patente frescura. Lácteos de yogur de frutas del bosque. Fondo frutos de fruta roja madura: arándanos y grosellas silvestres en sazón. Notas terciarias muy bien integradas, de buenas maderas de tostados equilibrados: vainilla, canela, pimienta, café torrefacto, mina de lápiz, grafito. Con un fondo herbáceo ligero que recuerda los aromas clorofílicos y verdosos de los tallos de retama recién cortados. Tiene carácter mediterráneo por esa frescura balsámica, una cierta calidez y algún recuerdo "aceitoso" de tapenade. Muy atractivo en su conjunto.

Boca de muy buena intensidad. 'Mediterránea' es el adjetivo que primero me viene a la mente, por la calidez de una fruta muy madura, con consonancia perfecta con la frescura de una buena acidez bien integrada y las notas terrosas (salinas), amargosas, especiadas y herbáceas que se abren paso con firmeza entre los balsámicos intensos y vivos que inundan de efluvios mentolados en paladar. Amplio, con cuerpo, con peso y la textura aterciopelada de unas taninos patentes, aunque no potentes, ligeramente rugosos aún, en fase de doma y afinamiento. De muy buena longitud, con un final que deja recuerdos perdurables de regaliza, tabaco y hoja de té verde.