La bodega José de Soto fue comprada a finales de los años 90 por RUMASA e integrada en Garvey. Nada que ver este vino con los que creo que aún pululan por hipermercados con este nombre… otra barbarie que añadir a la lista!
Color ocre, con reflejos de color oro viejo y ambarinos, con ligera presencia de precipitados.
Nariz de una complejidad y elegancia supremas, embriaga y no puedes parar de mover la copa y oler: muebles viejos, frutos secos tostados (almendras, piñones), hierbas aromáticas, café, cáscara de naranja, tabaco, ligeros barnices.
En boca muestra gran sapidez, inunda la boca pero sin avasallar, con una potencia contenida, delicada; tiene desde luego matices salinos y también barnices, pero todo muy equilibrado y con un tono menos punzante de lo que es habitual, brillante acidez que da prestancia y hace que el trago no sea nada cálido pese a la gran vejez. Final casi eterno, levemente amargoso, de proverbial elegancia.
Aunque no he conseguido verificarlo fehacientemente, diría que este vino procede del pago de Balbaina. Y lo digo por contraposición a mi adorado Carta Blanca de Blázquez de la misma época, pura fuerza, siendo este Campero un vino más delicado.
Una auténtica joya.
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