¡Ay!, el sulfuroso.

Vino encerrado en una botella de diseño italiano y vestida con una sencilla etiqueta de diseño moderno y en la que predomina el blanco. Correcto corcho.
A la vista me encuentro con un vino, subido de color para la añada y mes en que nos encontramos, un amarillo ligeramente dorado. Lágrima correcta que se desliza con lentitud por la copa.
En nariz, a copa parada, notas de sulfuroso. Después de una buena e intensa aireación comienzan a salir las frutas blancas, algo de manzana y siempre rodeadas de las leves notas de azufre.
En boca es fresco, mineral, leves notas de oxidación, me recuerda a la sidra natural, a un chacolí de los de antes, citricos. Con una acidez de frutas con falta de maduración. Discreto paso de boca que no invita a beber mucho. No es muy largo. Me da una permanencia de 1,15 minutos.
Me pregunto: ¿Es el mismo vino que han catado los que me han precedido en el hilo?

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