Encargué al amigo Arrutzi unas botellitas de txakolí, el vino de su tierra y esta es una de las que seleccionó. Conocía ya la bodega después de haber catado un par de añadas de sus vinos aquí la sorpresa viene por que se trata de un vino 'joven' con 5 años a cuesta y de una zona que arrastra muchos prejuicios. Pues bien, el vino, de color pajizo dorado mostraba una nariz intensa y expresiva, llaman la atención esos toques de avellana y el ligero recuerdo a levadura fresca (la de amasar pan) sobre una fruta blanca bastante madura. En boca entra bien, pasa fluido pero con materuia, la acidez es notable, aparece una sutil salinidad. Es bastante largo y muy, muy fresco pese a la madurez de la fruta. Para quitarse el sombrero...