Estos Diamante viejos tienen una variedad cromática increíble. El 74 de hoy es casi ámbar y muestra una limpieza (seña habitual de la Casa) a prueba de bombas.
Cítricos, orejones, carne de membrillo, hojas de sen, Roscón de Reyes, alfajor, agua de azahar, miel, especias dulces infusionadas, ebanistería y botica.
Un semidulce de libro: comienzas el trago con la impresión de que va a ser más opulento, pero se corta a la mitad, dejando sensaciones de nitidez y frescura. Resalta su enorme acidez, parece como si hubiera sido embotellado hace unos meses. Las notas continúan el camino marcado en la fase anterior y presentan recuerdos navideños.
Final perfumado que no acaba nunca.
Prestancia y carácter dignos de elogio, creo que en aquel entonces salían al mercado con siete años de edad. Un pasado que desgraciadamente ya no volverá.
Si mal no recuerdo, ya estas añadas de los 70 no salían como reserva y por tanto seguramente saldrían con algo menos de tiempo, tanto en barrica como en botellero
En todo caso, vinos grandes que sorprenden enormemente a todo aquel que los prueba (y suele tener como única referencia ese vinillo que circula hoy por los lineales)
Muy curioso vino, ya te comenté con quien lo compartimos y creo que le gustó bastante.
Un abrazo,
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