Vaya cambio ha pegado!!!

Porque ahora la fruta se impone mucho más a esos lácteos tan potentes, con una madera más integrada, tostados ensamblándose, jugoso, con una acidez que le confiere un buen esqueleto.

Ha dejado de ser un vino pesado para ganar un poco de ligereza y frescura, aunque lejos de 2010 y 2011.

La que me queda me la guardaré una temporadita para ver qué tal.

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