Botella 06796 de 42000 de esta añada 2013.

Botella bordelesa troncónica con etiquetas blancas y letras verde fluorescente junto con la cápsula de este último color. Cierre sintético para preservar aromas y frescura en un vino de consumo a relativo corto plazo (1 año típico y máximo 2-3 años).

Sacado de la nevera a unos 6ºC y atemperado en jarra térmica a un máximo de 8-9ºC.

Visual: amarillo dorado-pajizo con destellos todavía ligeramente verdosos, limpio, brillante y con buena lágrima.

Nariz: algo apagado al inicio en intensidad a temperaturas de 5-6ºC. Con cierta oxigenación y a unos 8ºC-9ºC, tenemos fruta cítrica y tropical (lima) de cierta madurez a partes iguales ya con fruta de hueso con recuerdos a melocotón en almíbar y albaricoque, herbáceos, hinojo, heno, hierba fresca y apreciables balsámicos. Bastante bien en nariz.

Boca: entrada fresca y frutal de bastante volumen, excelente acidez. Paso por boca rico y muy untuoso respecto a otros verdejos jóvenes (se nota ese par de meses de crianza en sus propias lías). Un vino sabroso y de final bastante largo y expresivo, muy redondo, con esa puntita de acidez/amargor/frescor y dulzor sutil que invita a otra copa. Deja bastante huella en encías de la mandíbula inferior.

Botella obsequiada por Diana Moreno Grávalos, enóloga de Bodegas Imperiales, acabada mi visita a dicha Bodega (Abadía San Quirce).

Un blanco joven de la variedad verdejo que no conocía pero que vale bastante la pena. Difiere de otros verdejos de su categoría en su mayor volumen, su mejor estructura, su mayor untuosidad, complejidad y longitud final. Un verdejo joven muy bien armado. Su RCP me parece muy buena para lo que ofrece. Un verdejo alejado de ofertones, grandes descuentos y de precios de derribo para el canal HORECA. Me ha encantado (y eso que estoy hasta el gorro de muchos verdejos jóvenes existentes en el canal HORECA a precios de risa).

Ideal para todo tipo de aperitivos, mariscos, platos de condimentación media-baja, carnes blancas, pescados suaves y arroces de pescado-marisco-ave.

Tengo ganas de probarlo de nuevo (en meses sucesivos), para ver cómo ese par de meses de contacto en lías es capaz de dar de sí un vino con unos meses más de frescura, untuosidad y complejidad respecto a otros verdejos jóvenes.