Chardonnay de uno de los más prestigiosos productores de Napa Valley, pero con casi 30 años a sus espaldas era toda una incógnita, aunque de tener que apostar hubiera dicho que estaría aguado y sin chicha. Craso error.
Lo decanto y lo aireo un poco.
Curioso color oro bruñido con matices amar robados y destellos naranjas, muy limpio y sin precipitados.
Nariz imprecisa al principio, con tonos de lacas y barnices, pero va cambiando a tonos amielados, con ligeros toques avainillados, especias orientales, manzana golden y tonos auvados.
En boca sorprende por su ampulosidad y su gran volumen, con un tacto graso y opulento, y con matices gustativos que recuerdan a los Diamantes viejos, aunque carece de su acidez y es claramente más grueso, deja un recuerdo nítido a membrillo y a maderas viejas, un punto cálido.
Grandísima sorpresa este vino, al que sólo le falta esa acidez que equilibre el conjunto y de ese punto de frescura que lo harían excelente.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.