Un privilegio probar este Amontillado Macharnudo, se sube encima de uno y no se baja, un exceso, un impacto de madera, barniz, frutos secos y piel de citricos, de naranja, pena no tener cajas de estos vinos que en los 70 valdrían muy poco dinero

Color ambarino, turbio, con algún reflejo de color caldero.

Después de jarrearlo, cosa que agradece sobremanera, nos empieza dando notas especiadas de curry,maderas, frutas escarchadas,avellanas tostadas, hojas de cigarro puro...complejidad a tope.

En boca y a pesar de sus años es un cuchillo, con una salinidad y una concentración extarordinarias. Es directo, afilado, indómito, dejando una multitud de sensaciones y sabores complejos. Botella del año 70-71, la pena es su dificultad para poder catarlo y comprobar los milagros que obraban en Domecq con este majuelo de Marchanudo.

Ambarino claro con destellos cobrizos.

Nariz intensa y algo reducida inicialmente, la aireación de le viene de maravilla. Nos va dando un complejo amalgama de frutos secos, almendras y avellanas, maderas viejas, caja de puros, un cierto toque de especias, ahumados, cáscara de naranja. El movimiento en copa le hace cada vez más complejo. Un elixir.

En boca es un vino seco y directo, con todo el carácter de los grandes vinos del pago Macharnudo. De paso profundo y punzante, con ese extracto seco y esa concentración que dan los años, es largo en el final dejando recuerdos de frutos secos amargos y especiados, con una larga persistencia.

Botella de los años 70 de una referencia histórica de una bodega que tampoco existe en la actualidad, se trata de un amontillado seco, potente y viejo, con un claro recuerdo de su etapa de fino y al que la botella ha redondeado y suavizado sus formas. Conviene darle bien de aire pues se abre mucho. Un gran vino.