Seis años más tarde

Una botella estupenda la de esta noche. Dije allá por el 2014 que a ciegas podría confundirse con una chenin blanc del Loira y sigo pensando lo mismo. Lo que pasa es que a día de hoy, con seis años más, y por tanto más madura.

Dorado luminoso. Limpio y con brillo.

Flores secas, brioche, mantequilla, algún rastro cítrico, níspero, ciruela, mazapán y mineralidad.

Boca bonita, algo decadente, pero todavía cargada de acidez. Paso con la estructura adecuada, con un alcohol muy contenido y sin rastro maderoso.

Final largo, perfumado y relativamente complejo. 

Mejor que bueno. Envejecen fenomenalmente bien estos vinos de Verín.
 

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