Una magnum para el recuerdo, por su contenido y por los asistentes a la comida en la que murió.

Esa añada está espectacular.

No hace falta dejarla esperar, está ya para disfrutar y mucho.

Los buenos vinos de Borja, pese a sus detractores, me parecen vinazos hechos para el deleite, para catarlos, para beberlos, para comer con ellos.

Este Alto Moncayo 2011, en formato magnum, es brutal, con la fruta negra madurota y jugosa presidiendo, toques de pastel de café, alguna violetilla... y muchas cosas más.

Y en boca es amplio, esférico, expansivo. Te llena la boca, inunda las papilas proporcionando oleadas de placer.

Es algo casi voluptuoso.

Viva Borja y sus garnachazas, oño!!!