Bestias viviendo en pecado

El vino, de límpido color y gran intensidad, se muestra en nariz muy orgánico, animal, viviente.
Algo tímido en su acercamiento, posteriormente se muestra en todo su desenfreno, como envuelto en una túnica, se va desnudando poco a poco sin pudor.
Aparecen después aromas que nos recuerdan a la fermentación, al aire, al oxígeno y la vida.
En la boca, es un joven adolescente, fresco y a veces parece que hasta tembloroso.
La astringencia y su nervio nos proponen un vino aún sin domesticar, pero bien maduro. Aunque su carácter es algo cerrado, también presenta algún toque herbáceo que le añade complejidad, notas a monte bajo, y toques a fruta bien madura, fresillas y frambuesa.
Puede resultar algo 'tímido', pero eso le añade cierto encanto 'sexy'.

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