Color granate de capa media-alta. Aroma poco expresivo, sin nada de la potencia y tipicidad de un buen tempranillo de Ribera. En boca lo encuentro estructurado aunque algo dulzón y alcohólico, no acompaña muy bien a la comida. La impresión es que el vino no ha ganado con más botella y me fastidia porque la propia contraetiqueta escrita por Alejando Fernández dice (mayo 98): ";Por su personalidad y estructura es un vino que mejorará con el paso de los años. Por esta razón os aconsejo guardarlo para poder disfrutarlo en el transcurso del tiempo.";
PD.- Guardé la mitad de la botella con vacuvin en el armario a 14 grados y dos semanas más tarde el vino huele a calabaza asada, tiene un sabor raro y ya no se puede beber, lo he tenido que tirar. Supongo que ya eran demasiados días abierto pero...
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