Es aromático, grato y fresco, aunque augura concentración. Surge una fruta roja madura y una fruta negra en sazón, es carnoso. Es un vino que se disfruta de inmediato, al tiempo surge un aroma de cereal tostado, y a hojaldre caliente.
La entrada en boca es potente, una Bobal de raza, enérgica, marca el terruño, se atempera con un punto de dulzura y una más grata acidez, renace la frescura. La fruta sobresale y fugazmente cede paso a notas de violetas y de arcilla, surge de nuevo con mermelada de grosellas y arándanos, algo de endrina. Todo con concentración, extracto, chicha, con una sabia expresión de frescura.
Al día siguiente (aconsejo hacerlo) el vino se amansa, se hace más llevadero, sorprende la vida que atesora, ensalivas, es cítrico, nada pesado más bien al contrario, es de un placer dichoso, para disfrutar y satisfacer, lo consigue y con creces.
Maria Ángeles puedes y debes sentirte orgullosa de tu vino.
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