Músculo en el Duero.

Vino encerrado en una botella bordelesa y vestido con una sencilla etiqueta de diseño moderno. Corcho correcto e impregnado del color del vino por el transcurso del tiempo.
Botella abierta ayer a las 22,00 P.M. y no me gustó para nada lo que encontré en la misma. Transcurridas 16 horas la situación ha cambiado considerablemente a mejor.
En la fase visual me encuentro con un vino color rojo picota con abundantes notas violáceas y con una capa alta, limpio, brillante. Buena y abundante lágrima que impregna con su color la copa en su lento descenso. Menisco granatoso y con pinceladas cardenalicias que nos anuncian la juventud del mismo.
En nariz descubro fruta roja y negra frescas y en una intensidad media-alta, endrinas, cerezas, notas balsámicas, mineralidad en forma de tiza, madera sin destacar después de 24 meses de crianza.
En boca es un vino corpulento, musculoso, carnoso, potente, robusto, frutal, cálido, taninos por domar, cierta elegancia, balsámico y mineral, algo de pimienta negra, madera muy bién integrada, elegante acidez que invita a beber y que le otorgará larga vida. Buen paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,15 minutos.
Es un vino que necesita una buena aireación o jarreados si queremos disfrutar plenamente de lo que contiene la botella.

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