Es el camino.

Vino encerrado en una botella bordelesa labiada, etiqueta colorista y de diseño moderno. Tapón de silicona.
A la vista se manifiesta con un bonito color frambuesa, limpio, brillante. Bonita lágrima fina que se desliza con pereza por la copa.
En nariz encuentro fruta de fresa fresca, frambuesas maduras, chuches de fresa, citricos.
En boca es fresco, ligero, con una presente acidez que refresca la boca e invita beber. Retornan al paladar las frutas de la fase olfativa, algo mineral, balsámico. Es elegante en el paso de boca y mantiene su presencia. Me da una permanencia en boca de 2,15 minutos.
Un vino que no tiene nada que ver con lo que se está elaborando por la D.O., me ha recordado y mucho a los Prieto Picudo de Tierras de Benavente y D.O. León.