Alma espirituosa y frutal madurita, pero con un pie firmemente puesto en la Tinto Fino castellana.

Rojo cereza de media capa con ribete ladrillo cobrizo. Nariz algo cerrada al principio y bajo matices terciarios y aldehídicos. Hay cacao y torrefactos evolucionados, algo de menta, flores ajadas y aromas de frutillos del bosque desecados. Tras la aireación en decantador ( 45 minutos ) despierta una fruta alicoradita más viva tipo fresillas y grosellas. En boca es rico, ágil, con sabores aún de tueste y cacao que dejan cierta persistencia tánica y que enseguida se ve envuelta en matices de ciruelas maduras bañadas en chocolate, que aportan su frutalidad más fresca. Posgusto con recuerdos torrefactos y de cacao. Retronasal con los mismos matices sensoriales donde también sale algo de endrinas en licor. Es un vino que tiene una relación oxigeno – alcohol – crianza que con estos años en botella me recuerda algo a los vinos tintos de estilo portugueses Ruby, Tawny de alma espirituosa y frutal madurita, pero con un pie firmemente puesto en la Tinto Fino castellana.

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