Pasando del marketing

Sinceramente, es un vino que jamás pediría o compraría por su aspecto, que me parece muy chulo pero no me inspira confianza. Lo veo como un reclamo para amateurs o para extranjeros... Pero como ya llevaba dos recomendaciones de algunos amigos con los que comparto gustos, más la recomendación del restaurante donde lo probé como maridaje clave para el plato que íbamos a tomar, no nos quedó otra que probarlo. ¿Por qué no?

Color dorado suave.
Nariz de buena intensidad con aromas de frutos secos, bollería, crema pastelera, cítricos y flores blancas. Es una nariz muy sugerente y original, con unos matices minerales finales muy ricos.
En boca la acidez es muy rica, con el carbónico cremoso, tacto muy fino y fresco, con una retronasal muy fina de levaduras y bollería.

Al margen de todo el marketing, de su intención de ser el perfecto maridaje para el atún, con Japón como su primer objetivo, de su imagen que no acaba de gustarme, el cava está bueno. Punto pelota.

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