Presenta un bonito color dorado claro, limpio y brillante.
Necesita algo de tiempo y temperatura para mostrar su tremendo potencial en nariz. Aparecen cítricos, notas de bollería, fruta blanca, notas herbáceas, flores y una mineralidad muy marcada. Con el tiempo también asoman notas de la crianza como mantequilla y frutos secos ligeramente tostados.
En boca a pesar de su untuosidad es un vino muy fresco y directo, paso envolvente dejando las mismas sensaciones que en nariz, final larguísimo amargoso dejando recuerdos cítricos y especiados.
Grandísimo Ribeiro que aún no estando al nivel del impresionante 2008 sigue siendo un referente en la zona.
Veremos cómo evoluciona.