Ubicado en la población de Viver a un ratito de Valencia , en una pequeña y escondida calle , se encuentra Thalassa . Local sencillo pero agradable , en altura semisotano aunque no falto de luz . Sabado frio de diciembre , tuvimos la suerte de tener todo el restaurante para nosotros ( casualmente ese dia 12 de diciembre fuimos los únicos comensales a la hora de comer) .
A pesar de existir varios menus predeterminados , nos decantamos por comer a la carta ( corta pero interesante ) . Entrantes para compartir : tartar de sardina de bota y terrina de foie con chocolate y compota de manzana ( muy buenos ) . De plato principal , el tan nombrado y espectacular cordero , que no nos defraudó ( creo que el mejor que he probado ) .
De postre nos decantamos por la torrija con helado de aceite de oliva , sabroso .
Regamos la comida con una botellita de Vinculo servida con atención en buen coperio . Carta de vinos también interesante .
Como os podréis imaginar , la atención y el servicio que nos prestaron durante toda la comida fué excepcional ( y muy privilegiado por ser los únicos ) .
Volveremos . RCP perfectamente justificada .

Es la primera vez que voy a Thalassa y estoy seguro que volveré.
El local es muy tranquilo, la serenidad la transmite el personal, que realiza su función con serenidad y eficacia.
Me repito cuando digo que la carta es corta, pero atractiva, todos sus platos son apetecibles cuando se leen en el papel, pero la ejecución es magistral.
Las verduras de producción propia y cultivo orgánico ya es una atractivo por si mismo.
Tomé el menú degustación largo, que es abundante. Una crema de tomate, un tartar de sardina de bota, una coca de maiz con rebozuelos y morcilla de arroz, salmonetes con judias verdes y cordero con puré de chirivía. De postres helados exquisitos con una torrija inolvidable y un melocotón asado.
Vino Emilio Moro.
Estoy seguro que volveré. Solo son 40 minutos desde Valencia.

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Local muy bonito con un gran toque de gusto en la decoración, tranquilo y con una comida relación calidad precio único por estos lares. Fuimos a cenar y pedimos el menú más corto de 25€ (bebida aparte): Crema de tomate con helado de queso, salmón con nueces y orejones, ternera lechal o atún, a elegir, y de postre helado de romero sobre coca de llanda; para beber cervezas, agua y café. Indicar que tiene otro menú más completo por 39€ y carta, en cuanto a vinos, carta reducida pero recomendable. El servicio correcto, a contratado a un par de gemelos que en ciertos momentos creiamos que sólo se trataba de una persona y parecía Bill el Rápido.

Vicente Bueno es un apasionado de la gastronomía y se nota. Ahora ha incorporado dos nuevos menús y ha reducido la carta (ya corta de por sí). Menús que cambian casi cada semana, permitiéndole crear nuevos platos y jugar más con los productos de temporada, ofreciendo al cliente siempre la máxima calidad y reduciendo costes.
Esta vez probamos el nuevo menú "anticrisis", formado un aperitivo, 2 entrantes, plato principal y postre a 25€ (tiene otro a 39€ con dos platos más)
Comimos unas sardinas marinadas con verduras escalibadas, huevo con crema de alcachofas y cecina y un espectacular cordero de Viver al horno, sin duda ninguna, el mejor que he probado. De postre un original y refrescante helado de nisperos con una sopita de fresas.
El resto sigue igual, corta carta de vinos pero con referencias interesantes y a precios razonables, ambiente tranquilo y agradable y su dueño que hace las veces de camarero y cocinero sin que por ello se resienta el servicio.

El Thalassa tiene algo especial; no se si es por su localización, en Viver, un pueblo con muchísimo encanto; o si es por su restaurante, pequeño, acojedor, con poquísimas mesas (¿6?) y exquisitamente decorado; o si es por Vicente, el entrañable dueño-cocinero-camarero de este restaurante, que desborda subiduría y pasión culinaria; o si es por su cocina, platos sencillos, con un producto de primerísima calidad y con una ejecución que roza la perfección.

Visitamos el restaurante el domingo a mediodía y optamos por el Menu Thalassa de 25 euros, compuesto por un aperitivo, "Tosta de foie con chocolate", dos entrantes, "Gazpacho de cerezas y clóchinas", y "Tartar de sardina de bota", pescado o carne a elegir, en mi caso un extremadamente tierno y jugoso "Cordero con puré de chirivías", y de postre, unas "Torrijas con helado de aceite de oliva". Un menú con una calidad-precio difícil de superar. La carta de platos es escueta, con pocas opciones para elegir, pero las justas para poder satisfacer a cualquier comensal, es la única opción de poder obtener la máxima calidad ajustando mucho el precio.

Restaurante con el que es muy difícil no salir con muy buen sabor de boca y con ganas de volver próximamente.

Muy buena opción tanto para 'excursionar' como para ir a comer. Vicente, ausente Carmen, sigue dando muy bien de comer. La oferta de 'platos' es sensata, ajustada al terreno y huyendo de 'moderneces' agobiadoras. Es un restaurante honrado, con una buena relación calidad precio y se nota. Algunos platos, como el 'conejo deshuesado' tienen ya tradición... e ignoro si se siguen manteniendo. El local es agradable, algo frío, pero acogedor en conjunto. Si hay que poner alguna ventaja no hay más remedio que hablar del vino. La carta es corta, aunque también sensata como la oferta de comidad, y el servicio es simplemente correcta. Hay que ir, sobre todo en las jornadas otoñales, ahora mismo, con menús especiales adaptados a la temporada.

La verdad que ir a cenar a Thalassa, resulta una pequeña excursión, pero siempre que he ido ha merecido la pena. Viernes noche, fiestas en Viver y solos en el restaurante. Circunstancia que en ocasiones resulta incómoda pero en este acogedor local lo sentimos como un privilegio.

Lo reducido de la carta, lo consideramos una ventaja a la hora de pedir ya que siendo pocos platos, pero sonando todos tan bien, se hace fácil la elección. Pedimos un par de entrantes inmejorables, las croquetas de boletus y una ensalada de microvegetales, que además de sabrosa, nos resultó curiosa, ya que hasta el momento solo habíamos tomado microvegetales como guarnición o acompañamiento de algún plato. Los platos principales también muy bien, tanto la longaniza con trufas, como el bacalao al pil-pil, de naranja, aunque de este último nos pareció excesivo el precio (22 teniendo el cuenta el tamaño de la ración (22 €). En cuanto a los postres destacar el Coulant de chocolate, simplemente perfecto.

Aunque notamos claramente la subida de precios, en relación con visitas anteriores, la experiencia fue una vez más gratificante, y seguro volveremos.

Venir recomendado por Riff puede ser mas una maldición que una bendición.
Thalassa no deja mal a su amigo, comida excepcional, trabaja muy bien las setas y excelente el cordero.
La torrija espectacular.
Nos quedó por probar la sardina de Bota y quedamos en vover a vernos en las jornadas temáticas que realizará en Noviembre.

Apartado del mundanal ruido encontramos el Thalassa. Restaurante de reducidas dimensiones, techos altos, decoración moderna, cómodas sillas y mesas pero un pequeño problema de reverberación en el local que multiplica el ruido del mismo.
Cocina de mercado con claras referencias a los productos de la zona y trato imaginativo de los platos. La carta es escueta, apenas un par de pescados, media docena de entrantes y carnes y cinco postres. Aun así todo pinta muy bien, así que sobra donde escoger. Pero no solo se lee bien, sino que cuando el plato llega a la mesa, perfectamente presentado, con una cuidad vajilla y prestando atención al servicio, se corrobora la excelente calidad de la cocina. A destacar uno de los mejores corderos que he probado nunca y de los postres el sorbete de aceite de oliva sobre bizcochito.
Carta de vinos correcta, algo corta, de corte moderno y algo predecible pero con unas referencias interesantes y a unos precios excelentes. Empezamos con un vino joven de mencía y las copas fueron algo gruesas y pesadas(no me gustaron), pero al pedir el segundo vino salieron unas Spiegelau más que dignas.
En general la experiencia fue bastante grata, ahora bien, desplazarse desde Valencia hasta Viver exclusivamente por visitar el restaurante, hay que planteárselo dos veces. Aun así, grata sorpresa y espero volver en algún viaje que venga de paso. Ajustada RCP (50€ por persona).

Bonito local, con pocas mesas y suficientemente espaciadas, y en el que se aprovecha el hueco de la escalera para instalar una cava acristalada.
Carta corta pero atractiva; excelente el tartar de sardina de bota y confitura de tomate. El cordero con crema de chirivía y la pasta con setas, simplemente bien, así como el postre de chocolate que tomamos.
Carta corta de vinos, pero interesante; nos decidimos por un Les Alcusses, que quizá era el que mejor relación calidad-precio ofrecía. Las copas, así como el resto de la vajilla, muy aceptable.
Relación calidad-precio, ajustadilla; los entrantes están bien de precio, pero por el cordero y las pasta con setas no se puede cobrar de 18 a 20 € por plato, más IVA.
En todo caso, recomendable.