Ya hace un mes, casi, que fuí a este restaurante de Llançà. Ahora tiene estrella Michelin però creo que hay mejores en este pueblo como Els Pescadors tanto con el local que con la comida. La comida fue buena, solo buena. Los precios estan por las nubes, se puede tocar pescado u otras materias pero con dos dedos de frente y precios más módicos. Comí un tartar de ostras con caviar ya que no pude comer unas vieiras con parmentier de ibèrico y p.x. ya que no tenian (un fallo imperdonable para un restaurante ahora estrellado!) y un arroz de bogavante y sèpia, mi pareja unas almejas (muy poca cantidad y precio alto) y una lubina con espardenyes. Los postres mira... insipidos y mejorables. Volveremos dentro de un tiempo, a ver si mejoran. Por cierto, el trato impresionante tanto de vino como de los camareros pero tambien cabe decir que es imperdonable que una muchacha que sirve, creo que la hija del restaurante, no sepa que lleva o deja de llevar un plato... Finalmente, creo que el local no és adequado: una marquesina adosada al hotel donde todo el mundo te ve comiendo. Solo decir que tienen que mejor y que la Guia MICHELIN es poco creíble, hay restaurantes mejores en otros pueblos más cercanos como El Bulli, Mas Pau, Ca l’Enric, Empòrium o Noray.

El dia 19 de septiembre fuimos a comer al Miramar. Excelente la comida que pudimos degustar: texturas de cigala, parmentier de vieiras, lubina con espardenyes y cebollitas, y pies de cerdo con espardenyes. La materia prima immejorable... És junto el Empòrium de Castelló d’Empúries uno de los mejores restaurante de la zona dejando a parte Elbulli. Ah! Por cierto los postres eran sublimes... Felicidades Paco, Montse y el abizpado Toni (El Summiller).

Agradable comedor con vistas a la playa del puerto de Llançà. Servicio profesional y muy correcto. Copas Riedel. A destacar el "libro" (que no carta) de vinos, con gran cantidad y variedad de referencias y explicaciones, bien trabajado. Temperatura y servicio del vino correctos. Aperitivos originales y acertados, tras los que comimos unas excelentes "espardenyes amb peus de porc", salpicón de bogavante, "suquet d’escòrpora" y un magnífico rape con colmenillas. Producto magnífico, muy bien tratado y presentado, con adecuadas cantidades. También acertamos con dos excelentes postres. Buen café con petit fours y 2 tipos de azúcar, en azucarero. En conjunto nos pareció un magnífico restaurante. Unos 70 euros por persona, vino aparte.

Entusiasmats. Ens hem deixat caure per el Miramar a l’hora de dinar: tranquilitat absoluta, bon servei i immillorable cuina. La gelatina d’aigua de mar que bressolava la cloïssa...únic!, la sopa de melò, amanida de tòmàquet i bou, el rap amb múrgoles i foie, l’escòrpora... i el tiramisú!!!. Hem promés tornar-hi... malgrat quedi una mica lluny. Val la pena.

Próximos a su primera estrella michelín, por cierto más que merecida y ganada, la cosa va de fabula. La imaginación de Paco no tiene limites, está vez nos sorprendió con una maravillosa esfera de foie de antología, seguido de un llobarro y un mero sublimes. Los postres son absolutamente totales, no pude con solo uno , me tomé tres, la nocilla ( una descomposición sublime), la torrija de piña y mango ( maravilla) y otro que no recuerdo el nombre con zanahoria que estaba definitivo.

La nueva cocina, ulta moderna y a la vista del público es un nuevo alicente más a esta obligada visita, obligada cada vez que se pasa a menos de cien Km del lugar. La sala ha ganado en silencio. Montse dirige la orquesta con autoridad . Tony sigue llevando la bodega con mano diestra y segura, pedirle consejo a él es garantía de acierto, nos presentó un Mont de Milieu fabuloso y de postre un Moscatel inolvidable.

Por cierto yo ya les daría la segunda estrella Michelín de entrada, sin tantas nominaciones ni tonterías, así directo como debe ser.

Con el Miramar me pasa algo parecido a JoanF con el Mas d’en Compte, y no puedo remediarlo!. No podía esperar, así que estrené su nueva temporada el mismo día de su apertura después de sus merecidas vacaciones (que han aprovechado para cambiar y mejorar toda la cocina!). Ahora puede visualizarse la cocina desde el comedor cercano. Pequeños detalles mejoran la sensación de serenidad en la sala, permitiendo un total disfrute de los platos. Hay algunos nuevos platos en la carta. Probé el huevo con trufa y trigueros..fabuloso!, así como la tiernísima carne de ternera..que melosidad y hechura!. El servicio se ha reforzado y la edición de la nueva carta de vinos está al caer!. Es un referente en mi agenda. Este año 2006 el Miramar dará muchísimo que hablar!. Felicidades a Paco y Montse por el esfuerzo y por las cosas bien hechas!.

Su ubicación exterior es magnífica y el salón delantero acompaña un buen "sacrificio gastronómico". El espacio interior es amplio, silencioso...confortable.
El servicio es muy atento (que no molesto) por parte de Montse (jefe de sala), Paco (cocinero) y Toni (sumiller) sin olvidar al resto del equipo.
Respecto a la oferta de platos: el aperitivo servido con un crujiente de algas, la fresa con Campari o el nabo rebozado con soja. Paco nos deleitó con un salteado de rovellons y ceps con tropezones de ibérico y una reducción del propio caldo de las setas antes de pasar al magnífico plato de Espardenyes, el completo y fresquísimo de Vieiras y el mero con una picada de almendra y coulis de tomate o el mismo a la Donostiarra (esos ajitos crujientes pero no carbonizados y el punto exacto de vinagre) En el capítulo de postres: disfruté con un duo de chocolates y plátano y "participé" en el volcán de chocolate (qué textura!).
Los vinos muy bien llevados por Toni. El "libro", con índice incluido, los clasifica perfectamente aunque en el capítulo de alemanes por ejemplo: Mosela, Rheingau y Palatinado sin referencias que hay que pedir. Conseguimos un Peter Jakob Kühn 2002 Oestrich Doosberg (de lo último de 2002 que le quedaba) y acabamos con un Chablis Premier Cru Monts de Milieu 2003. Los precios correctísimos. El colofón lo puso un PX Antique Rey Fernando de Castilla por 3 eur maridado con un Cohiba Siglo III.

Precio por persona sin vinos: 70 eur. Ll

Soy un habitual del Miramar en mis escapadas de fin de semana. Y el Miramar está ahora en un momento óptimo. No sólo por ser ahora una época tranquila después del ajetreo del verano, sino porque Paco Pérez (co-propietario y cocinero) atesora una madurez y serenidad que se nota en sus propuestas (si ya era difícil mantener el alto nivel, ahora se supera!). Los clásicos y excelsos: carpaccio de gambas, cohombros con pies de cerdo deshuesados, la ingeniosa interpretación del mar y montaña, canelón de trufa con mango, rissotos, foies, la lubina con múrgoles,..y ahora empiezan las setas!. Siempre perfeccionista a la hora de presentar el mejor producto y ofreciendo una depurada técnica que realza como nadie el sabor de los ingredientes de sus propuestas. El servicio del vino es excelente: muy buenas copas Riedel, y un summelier - Toni - que hace las delicias de los amantes del vino. En definitiva, como bien comenta Fede Vidal, un santuario gastronómico en el Paco Pérez consigue transmitir placer y buen gusto a los comensales. Bravo!.

Redstaurante sito enfrente de la playa de LLança con exepcionales y maravillosas vistas a la bahía. Salón comedor moderno y un poco frio, así como también un poco ruidoso.

La cocina es espectacular y vale hacer no uno sino muchos viajes para probar lo que condimenta el Chef, cocina moderna, super imaginativa, idealista y con raices tradicionales. No olviden de probar un sublime tartar de ostras con caviar o un exepcional carpacio de gambas, o cualquier otra cosa que le propongan pues seguro que acierta. Carta amplia y bien estudiada con magnifica materia prima y todo elaborado con profesionalidad y amor.Servicio impecable, atento y cortes

Servicio del vino realmente exepcional, la carta es amplia, muy documentada con referencias, tanto modernas como clásicas, de casi todas las DO españolas, pero también hay algunas extranjeras muy bien seleccionadas. Hay sommelier , Toni, persona muy entendida que te propone otros vinos que no están en la carta ( como por ejemplo Rieslings alemanes, cosa rara de encontrar) y con el que es un gustazo hablar de vinos. Bodega a la vista del público si bien para acceder hay que solicitarlo, a lo que siempre aceden muy amablemente.

Este restaurante debería ser una referencia para todo buen gastronomo que se moviera por la zona.

El Restaurante Miramar es decididamente mi debilidad. Por lo que esta valoración es absolutamente subjetiva - como debe ser cualquier valoración del placer. Paco Pérez es humilde y generoso en sus propuestas. Su mujer Montse atiende y mima. Toni, responsable de la bodega, ameniza con simpatía sus últimas conficencias en catas. Sin duda, déjate aconsejar por Toni si deseas probar nuevos caldos que no defraudarán. La cocina es sensacional, con el mejor producto y una técnica precisa que realza los sabores. Platos: caneló de tòfona, ostras en gelé, cualquier plato con múrgoles (temporada). Déjate aconsejar por Montse. Tiene un pero, se echa en falta una oferta de quesos (si bien la falta de rotación puede ser excusa, no debería serlo en un Restaurante de esta categoría). Muy recomendable la primera vez es el Menú Degustación (ahora el de otoño (17 servicios)) 52 euros.