El otro día decidimos pasar para ver que tal y creo que merece bastante la pena si estas por la zona y te apetece pinchar algo, nosotros tomamos:

-Bravas, buena ración y más que correctas.
-Boquerones, de muy buen tamaño y muy ricos.
-Coca de pisto, caballa y piñones, el pisto muy logrado, tres trozos de caballa generosos y con muy buen sabor, los piñones aún los estoy buscando.

Para acompañar la "picaeta" tomamos 4 cervezas de barril bien frías, que con el calor que hacía se agradece y mucho.

Lo dicho muy buena opción si estas por la zona y quieres tomar algo, los bocadillos no los probé pero tenían muy buena pinta.

Si vives en Valencia y no sueles ir al Mercado Central estás cometiendo un error pues es ahí donde encontrarás los mejores productos frescos y de temporada.
Hoy me he encontrado con una agradable sorpresa, un nuevo bar en el mercado, que ocupando el espacio del antiguo, ofrece una interesante variedad de tapas típicas con un ligero toque de modernidad.
Muy recomendable para el turista que visita el mercado y para los valencianos que acostumbramos a hacer ahí nuestra compra.
Probamos los siguiente:
Croquetas de Pollo, muy recomendable, pues tienen el sabor de comer un "pollastre rustit", diferentes a lo habitual.
Sepionet, correcto.
Cañaillas, frescas del mercado, siempre se agradece tomar unas
Bravas, muy buenas, una tapa sencilla pero en pocos sitios sales satisfecho, no es este el caso, muy sabrosas.
Para beber tomamos varias cañas, bien tiradas, agua y refrescos.
No tomamos postre, simplemente un cafe.

Mi conclusión es altamente positiva, es un sitio agradable para tapear sentado en barra o de pie, con el ambiente clásico del mercado, cuentan con una carta sencilla y atractiva, una carta de vinos suficiente aunque nos decantásemos por tomar cerveza.

Como nota negativa es la lentitud en el sevicio, no es que fuera una lentitud desesperante pero si es digna de mención y creo que pueden mejorarlo.

Recomendable.

La fama precede a Ricard y siendo yo relativamente nueva a la escena gastronómica valenciana, me produce una gran curiosidad ver la traducción que el gran cocinero del Arrop (templo al que lamentablemente no tuve ocasión de acudir) hace de su cocina en versión bar.

El entorno tiene esa majestuosidad teñida de mundano de la impresionante arquitectura modernista que bebe directamente de la escuela catalana de principios del siglo XX y los puestos que nos ofrecen todo tipo de viandas bajándonos de su cúpula al suelo más terrenal.

Entre ellos, en uno de los laterales, sorpende el color negro de la barra y las columnas del Bar Central. Una hilera de altas sillas negras la rodean, ninguna sin ocupar.

Encontramos acomodo de pie y con divertida curiosidad echamos un vistazo a los manteles de papel-carta que se encuentran encima de ella. Sorprende que a la izquierda, lo primero que se ve es una selección de bocatas: buena declaración de intenciones, es como decir que aquí no vamos de "guays", esto es un mercado y en los mercados se come bocatas.

Seguimos con los ojos hacia la parte central, mitad inferior, Vinos el mismo número de referencias por copas que por botellas, a saber:

. Castellroig Cava
. Mestizaje Blanco
. Menganito Rueda
. Do Ferreiro Albariño
. Laderas del Sequé
. Artadi Tempranillo
. Senda de Oro Ribera del Duero
. Mestizaje Tinto

Sabia mini carta que engloba lo que cualquiera pudiera desear en vinos por copas de un bar. Este país será un verdadero país de vino cuando sea normal encontrar este tipo de selección en cualquier bar.

De entre los "Frios", "Natural", "Fritos" y "Calientes" nos decidimos por unos "Berberechos - Lima - Amontillado", "Tomate - Queso Servilleta Curado - Rúcula", "Bravas Lourdes Luz" y "Pulpo - Ajo - Guindilla".

Hace calor y no somos los únicos que lo sentimos pues escucho a algún camarero comentar con un comensal que se ha roto el aire acondicionado del Mercado, vaya mala suerte para el primer día...

El primer vino escogido, un par de Do Ferreiros.

La amable señorita que nos ha tomado nota nos informa que se les han acabado los berberechos. Javi había salido en busca y captura de un par de sillas por lo que pospongo nuestra sustitución a cuando vuelva. Nos decidimos por unas "Clóchinas" y se las pedimos al camarero que se afanaba "no-sé-con-qué" delante de nosotros. Con una gran sonrisa se hace cargo del encargo pero al ir a la cocina lo vemos un poco dubitativo, vuelve y nos pregunta qué más hemos pedido y entonces es cuando me doy cuenta de que el asunto que se traía entre manos eran los platos fríos de la carta, acabáramos, no era un camarero sino un cocinero, eso sí, increíblemente amable y que transmitió a la perfección nuestro encargo.

Aparece el "Tomate" (ensalada) que este mismo cocinero-camarero ;-) nos ha preparado bajo nuestra inatenta vista: muy, muy sabroso, con un queso blanco a daditos a caballo de sabores entre el tierno y el de cabra y acompañado por unas sorprendentes rodajitas de mini salchichón.

Le siguen las "Bravas" cuyo único parecido a las de mi natal Madrid son el aceite de pimentón del fondo. Crujientes por fuera, tiernas por dentro, mayonesa casera con ajo por encima: buenísimas.

El plato de "Pulpo" es escueto, sobre el mismo aceite de pimentón que las "Bravas" y unas pocas y pequeñas patatas asadas. A pesar de lo corto de la ración valoramos la insoportable, por increíble, ternura del cefalópodo.

Las "Clóchinas" aparecen en último lugar siguiendo el orden de encargo. Tienen un buen punto de limón y pimienta negra pero para mi gusto quedaban un pelín insípidas.

A todo esto, hemos cambiado de vino y probado un par de Menganitos, lo conocíamos de oídas pero no lo habíamos probado, y si bien nos pareció un blanco de buena factura, resultaba simplón tras los Do Ferreiros.

No es la primera vez que tras una comida maridada con blancos, a Javi y a mí nos entra "mono" de tinto. De la mini-carta escogemos un Laderas del Sequé y un Artadi pero cual es nuestra decepción cuando nos informan que la vinoteca en la que debían reposar los tintos al abrigo del calor no les ha llegado todavía, por lo que se encuentran a temperatura ¡ambiente!!!!!!. Nos miramos, hablamos y valoramos, el alicantino estaba fuera de cuestión, un vino mediterráneo a esa temperatura puede ser una bomba y no precisamente agradable. Javi propone que enfríen las copas y probamos el experimento con el Artadi. Gracias a Dios que este pequeño gran riojano es un pedazo de vino que puede con muchas cosas, porque a pesar de que el enfriamiento del cristal no ayuda mucho, su sabor sobresale sobre la alta y a todas luces desafortunada temperatura.

A todo esto vemos que Don Ricard Camarena se está dando una vuelta. Javi lo para y recuerdan una larga y antigua conversación durante una semana gastronómica, años ha. Es muy cercano, amable y nos ensalza el valor de venir el primer día, cuando todo aún está por rodar. Le aseguramos que es algo que entendemos perfectamente y le pedimos que nos hable de éste y de otros proyectos como el asesoramiento que está llevando a cabo en un local de Madrid... Continuará...

Tras dos cafés cortados muy ricos y bastante contundentes, pedimos la cuenta al siempre sonriente y atento personal, y es una muy agradable sorpresa descubrir que sólo tendremos que pagar 22€ por cabeza ¿este tipo de cocina, estos vinos, un servicio profesional, agradable y cercano: 22€?

Ellos no lo saben todavía pero será mejor que se acostumbren a nuestras caras porque si lo hacen tan bien el día en el que todo les tiene que salir mal ;-) vamos a pedir un abono de temporada...