Este restaurante ha cambiado de nombre: actualmente se divide en "El 22", local dedicado a servir tapas y vinos, y el "24", que es el restaurante anteriormente llamado "El Ángel". El local de tapas y vinos ofrece tapas muy elaboradas (el cojonudo, las setas con gulas, el rulo de langostino...). El restaurante trata de ofrecer una propuesta diferente a la mayoría de establecimientos de Burgos. La cocina es creativa, buena materia prima. No tuvimos mucha suerte con los entrantes elegidos. Los segundos mucho mejores, al igual que el postre. El vino es quizá el punto fuerte: una carta muy trabajada, abarcando infinidad de denominaciones y referencias. Probamos el Valtosca syrah, impecable. Si se quiere probar algo diferente del típico asado o la morcilla de Burgos, sin duda es una buena opción.
Pues me temo que no voy a aportar nada nuevo.
Muy buena cocina, con una base castellana que se agradece, todo tiene sentido, cuidan mucho la materia prima y no se vuelven locos con las composiciones.
La carta de vinos, es de cine, y a unos precios de risa, tomamos un Tondonia del 87 (fabuloso) a 24 € (creo recordar).
El servicio de sala, mencionando especialmente a Tasio, (maitre), es muy cuidado, amable y profesional.
Totalmente recomendable. Volveremos.
Gran restaurante en la ciudad de Burgos. Servicio esmerado, amable y atento. La carta no es excesivamente grande pero con propuestas muy interesantes. Cocina de vanguardia con buenos ingredientes. También tienen un apartado con cocina más tradicional. Entre los entrantes destacan espectacularmente los bombones de foie. Conjunción perfecta entre lo dulce y lo salado. Golosa miniatura. Pocos pescados en la carta y carnes seductoras. El servicio del vino es probablemente lo mejor del lugar. La carta de vinos es un libro con indicaciones de cada vino. Excelente representación extranjera, en particular francesa. No menos de 40 referencias de Burdeos y más de 30 de Borgoña. Copas Riedel. Sumiller amable. Los precios de los vinos bastante comedidos (Drouhin Nuits St Georges 33 euros). Buenos vinos dulces por copas. El entorno es agradable con una decoración funcional. Aseos muy pequeños. Está muy céntrico. Precios normales.
Dos entrantes + dos carnes + dos postres + Vino + dos copas de vino dulce.
Restaurante al lado de la catedral de Burgos, donde podemos comer una cocina creativa, con buena materia prima y cuidadas elaboraciones y puntos de coccion. Los postres estan deliciosos, una tarta de queso con helado de miel muy recomendable. Y el vino... espectacular carta de vinos a muy buenos precios y vinos por copas para acompañar los postres. El servicio atento y agradable, muy acogedor. Nos costó 104 € para dos con vino, postre y cafe. El vino, Finca Valpiedra 1995 y luego un Oporto que estaba impresionante. Disponen de menu degustacion por 42€ creo recordar
Visitado el día previo al encuentro de foreros. Poco que añadir a los comentarios precedentes... basado en una cocina creativa donde se cuida muchísimo la materia prima le acompaña una carta de vinos realmente impactante.... desde Petrus (a precios más que razonables) a excelentes referencias por poco más de 8 euros. Copas Riedel y servicio correctísimo. Una referencia imprescindible si se visita Burgos... y es que la mano de Paco Berciano deja huella en una carta de vinos
No soy capaz de valorar la comida, porque con lo extasiado que me quedé al ver el libro de vinos casi que no atendí a otra cosa que fuera ésta. Creo que es un sitio imprescindible para los amantes del vino. La selección es impresionante, con precios de tienda y de tienda competitiva y una cantidad de referencias internacionales de muchísimo nivel. Nosotros tomamos La Petit Eglise 2001, un segundo vino que merece ser de primera, a unos 28 €. Para repetir en cuanto pueda.
Perfectamente explicado por Carlos Zalve.
La carta de vinos estupenda, con explicación pormenorizada de los vinos, de hecho es un libro que pesa lo suyo. La comida estimula los sentidos.
Un oasis en el paramo. La comida me pareció excelente e imaginativa, (apesar de que la carta cuenta con el "menú tradición",lease lechazo, ensalada y sopa castellana, concesión turística al encontrarse al lado de la catedral supongo). Las habitas con foie sobre crema de alcachofas, mundial. El cuello de lechal relleno de menudillos de pato bastante logrado. Los postres muy conseguidos, pero la carta de vinos es paradisíaca. Completísima, con muchísimas referencias nacionales y extranjeras, y a unos precios muy comedidos. La carta es fruto de la colaboración entre el restaurante y la tienda de Paco Berciano. El servicio simplemente perfecto, las copas a la altura de la carta de vinos. El restaurante merece salir de la autopista y meterse en pleno centro de Burgos.