En este tiempo he vuelta alguna que otra vez. Como siempre me parece un lugar de cocina honesta, seguramente de los más interesantes de la zona por sus elaboraciones y el mimo con el que tratan la materia prima. En esta ocasión el menú ofrecía de entrantes una ensaladita mel de romer, un excelente canelón de puchero casero, excelente sabor y concepto y cerraban los entrantes una original cebolla rellena de "sepia en ceba". El plato fuerte un arroz meloso de "sepia bruta" con alcachofas. Riquísimo pero sobre todo destacaría la textura de la alcachofa y el punto del arroz. De postre "isla flotante", no soy muy goloso pero el merengue me pierde... Comimos con una godello de Monterrei (Mara martín). Bien el café. Buen servicio en sala. Carta de vinos algo cortita pero con cosas interesantes. Buenas copas y el local blanco, blanquísimo, funcional y cómodo. Si normalmente disfrutamos con la comida lo cierto es que en algunos platos se notaba una vuelta de tuerca más... la sorpresa fue descubrir que Felip (El Assaig) que ha vuelto de su aventura panameña estaba en cocina. Una garantía de éxito sabiendo de su creatividad y buen hacer. Lo cierto es que por 20€ (bebida aparte) el menú es muy competitivo.

A ver, es cierto que cuestionar un restaurante por una sola visita, es muy peligroso, es más, con esa manía que les ha dado a todos de hacer los menús cerrados, nada tiene que ver lo que es un viernes de lo que es un lunes, así que vaya por delante esta entradilla.
A mí por el precio de menú del día me ha parecido escaso, ridículo diría yo, cuando todos los restaurantes de Valencia ya se han puesto las pilas por menús muy atractivos entre los 12 y 20€, este me ha parecido pobre y sin nada que en especial me llamara la atención y recomendara, así de que la comida solo puedo decir que me ha decepcionado.
El plato principal del día, entre tres, era pescado del día, una propuesta muy atractiva a la descripción del maître: Fina hamburguesa de sepia en su tinta, con pan tostado, o algo así, lo cierto, un pudin que tenia sabor a nada, parecido a una espuma de bechamel insípida.
A lo que vamos, el local esta chulo, grande, espacioso, blanco, muy blanco y luminoso, mesas correctísimas, buenas sillas, vajilla y mantelería muy acertada y el servicio de sala correcto, pero también es cierto que solo habían tres mesas ocupadas.
Un detalle que no me ha gustado nada, pregunte si podía tomar una copa de vino (tenía que volver desde la Eliana conduciendo a Valencia nuevamente), me respondieron que si, se olvidaron de traerla y todos los entrantes ya habían sido engullidos, la reclame, me trajeron una botella que no mostraron, me escanciaron en una copa que ya había sobre la mesa, que por cierto no retiraron la de mi acompañante y se fue más pancho que ancho, todo un detalle para un lugar que detrás del mostrador de la entrada cuelga un diploma de la Facultad del sumiller que allí ahí, pero que no ejerció (por cierto de refilón vi que el vino era Cojon de Gato, ya conocía ese Somontano y calle).
Lo dicho, tal vez merezca ir en alguna otra ocasión, pero le falta algo más.
Saludos
en el precio incluyo las aguas y un cafe.

Pues volvimos y confirmamos nuestra excelente impresión... su menú, por 20€ ofrece calidad y muy buena resolución en los platos... 3 entrantes individuales con presentaciones atractivas y su justo toque de creatividad y luego una excelente arrocito, en este caso un meloso de ajos tiernos y calamarcitos..... La carta de vinos justita, con alguna opción interesante.... pero claro para los enochalados cómo yo se agradecería la opción de llevar el vino y que te cobraran un descorche...

Entre la primera rotonda, la grande, de l’Eliana y el centro comercial El Osito, encontramos este agradable local.

Ambiente fresco, cool, con tonos claros, luminosos. Espacioso, desahogado. Preciosos cuadros rompiendo la blanca uniformidad. La terraza es una gozada, con zona de juegos infantiles.

Cocina mediterránea con ramalazos de autor bien ejecutados.

Era viernes noche y no nos dieron más opción que el Menú Gastro Terraza, que consistió en la sucesión de los siguientes platos:

• Brandada de bacalao con patata confitada y su pil-pil. Sabrosa y ligera.
• Rulo de queso de cabra con higos. Esa compota de higos realzaba el sabor del rulo.
• Salmón curado y tratado como ensalada. Estupendo, a base de gruesos dados de salmón levemente marinado.
• Verduras impregnadas en fresas con boquerón. Verduritas aderezadas con fresa, con finos emparedados de boquerón. Original y conseguido.
• Croquetón casero de boletus con terrina de patata, queso y bacon. Una gran croqueta para terminar. Estupenda, crujiente por fuera y cremosa en el interior, con marcado sabor a boletus.
• Sorbete de mango. Le echamos un poquito de monastrell a modo de las “sopetas” del Pueyo (Huesca)… mmmm

Hay que ver esto de la crisis como aguza el ingenio. Increíble que por 19€ te den este menú. Con cambio de vajilla y cubiertos en cada plato. Con modestos petit fours, con copita de mistela…
Eran cantidades correctas, no pecaban ni por exceso ni por defecto. Se nota que compiten por precio, que se devanan los sesos para atraer gente con una oferta atractiva, económica y de calidad. Ocurrente lo de cerrar con un croquetón, evitando el sobrecoste de la carne o pescado.

Carta de vinos cortita, seleccionada con conocimiento. Tomamos una botella de Nodus chardonnay fermentado en barrica y una copa de Juan Gil. Bien tratados.

Servicio impecable.

Se merecen triunfar. Tienen ganas, ilusión, profesionalidad y gracia. ¿Por qué están llenos los fast food cercanos y ellos no? ¿Si sale más barato casi! Y de calidad... ¡no hablemos!

Local en el que se ubicaba un restaurante italiano durante años.. Remozádo y redecorado, con un ambiente funcional y diáfano, en el que prima el color blanco y una decoración agradable. Servicio atento y eficiente. Carta de vinos cortita, con alguna referencia interesante... tomamos un Perro Verde (18€).... Comenzamos con los 'entretenimientos' del local, una seleccion de medias raciones de algunos de sus entrantes... Bien y aunque la cocina es claramente clásica las presentaciones son modernas y creativas. El plato fuerte fue un excelente arroz meloso de rabo (13,5€ la racion). De postre helado casero y buen café.

Este restaurante es una buena referencia en la zona, gran calidad a un precio muy bueno.

La comida es elaborada, de cuidada presentación, sabrosa y sugerente; destaco el arroz de rabo de vaca y setas, de calidad inmejorable. La carta es corta, pero bien equilibrada.

El servicio de los vinos es bueno en lo esencial, la carta es corta, pero acompaña bien la de comida, e incluye algunas referencias interesantes. Tomamos La Malkerida, en perfecta armonía con la comida.

El servicio es atento y amable, profesional y detallista, sin molestar en ningún momento. Son flexibles con el horario.

El ambiente es agradable y muy tranquilo, amplio y luminoso, con decoración mediterránea minimalista. También disponen de terraza, lo cual se agradece mucho para el final de las comidas, sobre todo en esta época.

Hoy hemos ido a comer a Mel de romer. Nos ha encantado tanto la comida, como el servicio. Nos invitarons a un aperitivo de gazpachuelo (vamos, gazpacho) con una coca de verduras asadas y atún q estaba excelente. Como entrantes, una ensalada de queso valenciano a la plancha con tomate y salazones, unas verduritas impregnadas en fresas con boquerones. Ambas cosas estaban buenísimas.Luego hemos pedido un arroz con bacalao, ajos tiernos y coliflor. También muy bueno. De postre hemos tomado biscuit de naranja. Para beber,vino blanco (ahora no recuerdo el nombre, era del penedès.
El servicio ha sido excelente. El local, aunque por fuera parece un poco mediocre, una vez entras es muy agradable.
Volveremos, segurísimo.
No había mucha gente, eso sí. Espero que la crisis no haga q cierre porque sería una pena.

Sin ser crítico gastronómico ni aspirar a serlo, el martes 17 de enero me acerqué a comer a Mel de Romer. Éramos dos personas, en nuestra primera visita a este restaurante de reciente apertura. Ofrecían un menú del día por 9,90€ que parecía valer mucho la pena, pero veníamos con la idea de probar la carta. Nos decantamos por carne y pescado, aunque la oferta de arroces era la más extensa de la carta y ofrecía algunos muy interesantes. Nos dejamos llevar por el criterio de la casa a la hora de elegir y debo decir que fue un acierto, a tenor de los platos que probamos, si bien, la materia prima y la creatividad y buena mano de la cocina a la hora de elaborar y presentar los platos hacían que cualquier elección hubiera sido un acierto.
Espárragos rellenos de champiñones y jamón, cubiertos con lo que me parecía un fino rebozado o gratinado.
Galleta de manitas con gamba en pasta filo. Equilibrado y nada pesado.
Rabo de vacuno, muy jugoso y con un sutil sabor a vino tinto.
Lubina a la plancha. En su punto, acompañada de un puré de verduras que me sorprendió gratamente.
Tres postres a elección de la casa. Me gustó que hubiera postres para diferentes gustos. Uno ligero y fresco, el siempre presente postre a base de chocolate y un postre dulce sin chocolate. Por este orden:
Isla flotante de sobre zumo de naranja, cremoso de chocolate con naranja, aceite y sal y calabaza batida con helado de turrón.
Debo decir que en la carta de vinos eché en falta algo más de variedad, así como algunos vinos de gamas más altas. Supongo que poco a poco irán mejorándola.
Total, unos 43€ por dos entrantes para dos, un pescado, una carne, 2 aguas y un café.
En cualquier caso debo decir que me pareció un restaurante muy recomendable, con una relación calidad precio excelente y en el que resulta obvio la presencia de personal formado y competente tanto en sala como en cocina. Espero que les vaya bien.