La fonda emilio, fundada en 1900, tiene el restaurante regentado por bibí, jefa de sala, y por su hermana rosanna, jefa de cocina. el comedor es muy acogedor, con una magnífica luz natural y una bella decoración, amplio y con mesas muy separadas q no dan sensación de agobio. la carta de vinos es pequeña pero muy bien escogida y adecuada para la carta de comidas, tanto de pescados como de carnes y de platos de la región q se ofrecen. bibí nos recomendó el "blanc pescador premier", servido en copas de cata alemanas "spiegelau" y conservador de temperatura con hielo y agua. este vino resultó ser el mejor acompañante del "suquet de rape" y de la "suprema de atún" q comimos, ambos exquisitos. para postres el"semifrio de avellanas" fué una delicia para el paladar. con un servicio impecable, sin esperas entre plato y plato y eso q estaba a tope de comensales. lo recomiendo a los foreros y nosotros a repetir. además tiene una rcp muy buena.

De Fonda Emilio me agradaron muchas cosas, entre ellas sus platos clásicos pero con un toque sofisticado, sus "mongetas del ganxet amb ceba confitada", sus "mandonguillas amb sepia" ejecutadas con maestría, una merluza con la que volví a hacer las paces con este pescado, etc. Su carta de vinos excelente, el servicio impecable; sin ser agobiante, y su propietaria Bibi, amable y detallista te hace sentir mejor que en casa, algo excepcional hoy en día. Lo que menos nos gustó fue la presencia de algunos comensales que no paran de fumar :antes, durante y después de la comida, por lo que si te tocan al lado desvirtuarán vuestros sentidos del olfato y del gusto, y todo ello lo harán entre calada y calada con la vista puesta en un discreto parking del que dispone el restaurant para beneficio de sus clientes.

El servicio muy amable, y con mucha disposición a dar lo mejor.
Sobre todo con el vino.
A pesar de que nos aconsejaron un cava (no recuerdo el nombre) y un vino (tampoco) que no nos gustó, creo que fue más una casualidad, pues se ve que hay mucho trabajo en el tema del vino.
La carta está bien, y hay donde elegir, la pena es que luego, la calidad de lo que comes no acompaña a lo que sugiere la carta. Decepción.
Es un local muy amplio, con vistas a un parking cutre. No sé, a mí no me gustó.

Es un local amplio y diáfano, espacioso y con techos altos. En él Bibi se encarga de hacer un servicio de sala magistral. Cocina creativa con raíces y excelente elaboración. El servicio del vino magnífico donde se cuidan todos los detalles, con una carta completa y variada donde destaca la selección de vinos de la zona , buenas copas, temperatura ideal ....

El local es amplio, luminoso y con espacio entre las mesas. El servicio del vino es inmejorable: excelente selección de vinos de la zona y algunas cosas escogidas de otras zonas, buenas copas, y excelentes de temperatura. La cocina conjuga los platos tradicionales de la zona, con guiños a la cocina actual (¡por fin probé el mandongo!).
Recomendable.

Poco que añadir a los comentarios anteriores. Confortable local, excelente y sabrosa comida que auna perfectamente tradición y modernidad. Carta de vinos variada y con predominio de los vinos de Tarragona a precio imbatible. Copas y servicio perfectos. Estupendo lugar. Esperaba beber bien pero me sorprendió también la comida. 25€ sin vino.

Wonderful world! Acogedor en todos los sentidos. Asustar a Bibihs diciéndole que escoja ella lo que vas a comer y beber: siempre acierta!
Exquisito trato al servicio del vino: muchos querrían tener la carta que se ofrece, repleta de referencias selectas.
Copas Spiegelau que danzan en la mesa junto con cada vino que sirven.
De lo catado: "te amo Más d'en Compte blanc 2001". Impresionante Planots!!!
De lo comido: me quedo con el micuit, con unas judías verdes (eran de verdad?) con carpaccio de foie y jamón, una merluza salvaje en su justo punto y una pintada finísima que se deshacía en la boca.
A los postres no pude prácticamente ni llegar, pero qué bueno estaba el melocotón de viña cortado estilo navarro!.

Pues si, siempre es difícil ser imparcial con el trabajo de un persona que nos es grata, y sobretodo siempre es difícil que los demás piensen que somos imparciales.
Este es uno de esos casos, pero sin embargo, aunque solo he estado una vez en el restaurante de Bibi, con mi marido, los dos salimos encantados, encantados del ambiente, de la decoración, del trato, de la comida y del vino.
En fin, aunque pienso volver, por supuesto, no pienso esperar a la próxima para poner la máxima puntuación...
(La verdad es que se lo merece!!!)

Siempre es difícil valorar el trabajo de una persona querida y esta no iba a ser la excepción (de hecho, siempre se tiende a infravalorar dicho trabajo). Dicho esto, debo decir que este restaurante es de lo mejorcito de la zona del Priorat. La materia prima, cuidada, selecta, bien trabajada y sin excesos de ornamentación innecesaria. El servicio, en general, sencillamente impecable. El servicio del vino, en concreto, muy correcto, con buenas copas y temperatura de los vinos adecuada. La carta de vino, con lógico predominio de los vinos de la zona, a precios muy razonables. En el último año la carta ha evolucionado de forma muy notable, como no podía esperar menos de alguien con tanta pasión por el mundo del vino como es la persona que lo dirige. Para repetir. En la próxima visita muy seguramente le pondré la máxima nota :-).