Restaurante Urola en San Sebastián
Restaurante Urola
País:
España
Localidad:
Dirección:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
40,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
71 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.8
Comida COMIDA
8.3
Precio medio entorno ENTORNO
7.5
RCP CALIDAD-PRECIO
8.3
Txomin Etxaniz
Bogavante del Cantábrico a la parrilla
Txapelas de hongos a la parrilla con yema de huevo, salsa de pato y piñones
Alcachofas a la parrilla con jamón, crema de jamón y praliné salado de almendras (media ración)
Guisantes lagrima de costa a la parrilla con yema de huevo y caldo de jamón ibérico
Aperitivo : Salpicon de gambas
Opiniones de Urola
OPINIONES
9

Casa Urola es una casa de cocinas con años de experiencia y eso se nota. Un lugar donde la cocina tradicional vasca se lleva al grado de excelencia, donde se trabaja el producto de calidad con mimo y delicadeza generando un resultado final satisfactorio. Todo recuerda a las grandes casas de cocina de Donosti. Realizar una cocina tradicional y alcanzar la excelencia no es fácil pero aquí , lo consiguen. El trato es amable, cercano con experiencia y profesional. Hay un poco de todo, lo conocido , pero como decía alcanzando la excelencia. Buena carta de vinos

Vamos a menudo a San Sebastián y el Urola es una de nuestras paradas obligatorias. La vieira siempre es espectacular y los pintxos de temporada, una verdadera delicia. El servicio es perfecto, la barra luce impecable y a la eficacia y donaire de los camareros se suma el buen humor y el buen hacer de la casa. Llevamos yendo años y destacaría la carta de vinos, el aire limpio y sano del espacio, la materia prima con la que trabajan en cocina y lo variado del público.  Como bar de pintxos, un diez.

Vamos a menudo a San Sebastián y el Urola es una de nuestras paradas obligatorias. La vieira siempre es espectacular y los pintxos de temporada, una verdadera delicia. El servicio es perfecto, la barra luce impecable y a la eficacia y donaire de los camareros se suma el buen humor y el buen hacer de la casa. Llevamos yendo años y destacaría la carta de vinos, el aire limpio y sano del espacio, la materia prima con la que trabajan en cocina y lo variado del público.  Como bar de pintxos, un diez.

Aquellas personas que tienen la costumbre de leer en este portal mis valoraciones sobre los restaurantes que visito seguramente son conocedoras de mi pertenencia a la peña gastronómica “Los restauranteros”. Para quienes no conocías su existencia, sólo cabe indicarles que somos un grupo de trece personas, amantes de la buena mesa, que nos reunimos dos veces al año (primavera y otoño) variando nuestro destino según la decisión que tomamos en asamblea. San Sebastián fue el lugar elegido en la asamblea del pasado mes de noviembre y hacia allí encaminamos nuestros pasos para encontrarnos el viernes por la noche en el restaurante casa Urola.

Cabe destacar que, antes de la cena, celebramos en el mismo restaurante la asamblea ordinaria de primavera y, en el transcurso de la misma, embestimos a nuestro último socio que pasa a formar parte de la peña como nuevo miembro. Se trata de Rafa Garrido, proveniente de Sevilla, con lo cual el sur de la península queda ahora representado (y muy bien representado) en nuestra peña, carencia ésta que sufríamos desde su constitución. Fue el vicepresidente, José Ruiz, quien pronunció el discurso de bienvenida en el que se destacó, sobretodo, la gran pasión que caracteriza a Rafa por el mundo del vino.

El restaurante casa Urola se emplaza en el corazón de la ciudad, en pleno casco viejo y en una de sus calles más concurridas. Esta casa abrió sus puertas en 1956 pero fue en 2012 cuando Pablo Loureiro tomó las riendas del negocio con la ayuda de su esposa Begoña Arenas. El restaurante tiene una zona de bar en la planta baja con una concurridísima barra de pinchos a la que acude, sobretodo, la clientela de Donostia que huye de otros locales más frecuentados por los turistas. No tuvimos ocasión de probar ninguna de sus propuestas, pero puedo asegurarles que los pinchos que vimos servir en la barra tenían todos una pinta deliciosa.

En la parte de arriba, en la primera planta, encontramos un elegante salón que puede dar cabida a una treintena de comensales. La decoración podríamos definirla como contemporánea, apartándose a partes iguales del estricto clasicismo y de la más rabiosa vanguardia. Tonalidades claras en sus paredes, al igual que en el pavimento de parqué, y mobiliario con trazos más modernos combinado con las mesas elegantemente vestidas con mantel y bajomantel. Notable también la sobriedad y elegancia en los servicios. Un entorno muy agradable.

Curiosamente, se podría establecer un paralelismo entre la definición del interiorismo del párrafo anterior y la línea culinaria que sigue el restaurante. Al igual que sucede con el entorno, la cocina de Pablo Loureiro se aparta de los dos polos que representan el clasicismo exacerbado, por una parte, y una cocina mucho más vanguardista por el otro lado. Justamente en ese centralismo, en ese equilibrio, radica el éxito de Casa Urola. Platos de concepción cien por cien tradicional pero combinados con maestría con alguna que otra técnica culinaria más moderna, como la cocción a baja temperatura, por ejemplo, y con unas presentaciones totalmente contemporáneas.

Lo que comimos:

- Guisantes de lágrima y caldo de jamón: Los primeros se sirven en una colmada cuchara de aperitivo. Deliciosos. Alguien de entre los comensales bromea: - De lágrima, sí, pero de llorar, de lo ricos que están. Muy cierto. Matices férricos, vegetales, dulzones… mucha expresividad en un mismo producto y tan desnudo. El caldo, servido en una especie de chupito, de apariencia liviana, perfectamente desengrasado, sorprende por su concentración sápida. Un comienzo muy top.

- Menestra de primavera: Habitas, alcachofas, espárragos, perrechico laminado… Cada verdura en su justo punto de cocción. Se intuye que se cocinan por separado. La seta, por ejemplo, totalmente cruda. Corona el plato la yema de un huevo que, al romperla, hace la función de crema o ligazón. Sobresaliente.

- Revuelto de perretxikos: Curiosa la presentación del revuelto. El huevo se cocina a baja temperatura y el efecto que se consigue es como el de una tortilla que no ha acabado de cuajar. La seta decepciona un tanto pues su sabor es tan suave que no deja apenas persistencia en el paladar.

- Cocochas de merluza a la parrilla y rebozadas: hasta cuatro unidades por comensal (dos de cada tipo de cocción). Desnudez en un producto que no necesita de mucho más. Deliciosas. Textura melosa, muy jugosas, suculentas, tanto unas como otras. Un regalo para la gente del Mediterráneo como yo poco acostumbrados a degustar este manjar.

- Rodaballo salvaje a la parrilla: Otra maravilla y otra exquisitez que no solemos degustar por mi tierra. Se filetearon hasta tres piezas para los trece comensales de modo magistral, todo sea dicho. Increíble la textura y el sabor del pescado. Sencilla pero suficiente la guarnición de patatas panaderas que acompañó cada filete.

- Foie a baja temperatura y ahumado a la brasa: Un punto de cocción perfecto y muy difícil de conseguir en el taco de foie, sin quedar crudo en ninguna de sus partes y sin mostrar caras chamuscadas o excesivamente hechas. Acierto total. Rica también la guarnición con miniverduras ligeramente blanqueadas, un puré de maíz ahumado y el coulís de cebolla roja.

- Postre "Txomin Etxaniz": Fresas con teja y crema de maracuyá, helado de leche fresca e infusión de frutos rojos y txakolí. Conjunción perfecta entre todos los elementos del postre, que no son pocos. Multitud de matices: ácidos y cítricos de una parte, torrefactos de otra... Muy rico

- Torrija: De academia, digna de figurar en cualquier tratado de cocina. Magistral el baño al que se la somete y el caramelizado que se consigue. El resultado final es una torrija crujiente en su cobertura y extremadamente jugosa en su interior. Agradable la combinación con el helado de café con leche.

El menú se acompañó con Txakoli Txomin Etxaniz (DO Getariako Txakolina), Louro 2015 màgnum (godello – DO Valdeorras) y Izadi selección resreva (DO Rioja). Con los postres se nos dio a elegir entre varias opciones de vino dulce.

En definitiva un homenaje al producto norteño en toda regla del que salimos plenamente satisfechos. Es por ello que es justo agradecer tanto al equipo del restaurante el trato recibido y la configuración del menú como a quienes ejercieron de organizadores que, al fin y al cabo, fueron quienes eligieron esta opción.

Aconsejo leer mi valoración ilustrada con imágenes en: http://www.vinowine.es/restaurantes/casa-urola-la-importancia-del-producto-buen-trato.html

Era uno de los pendientes en mi lista, de pintxos si había estado, ya se veía la calidad del producto y el buen hacer, así que cuando me toco organizar la quedada de los Restauranteros en esta bonita ciudad, lo tenia claro, y si además contamos con la recomendación de un amigo de nuestro Toni que trabajo allí, blanco y en botella.

Me puse en contacto con ellos para conformar un menú digno de tanto buen tragón, con los vinos incluidos y para cenar el viernes, como primer acto gastronomico, después de nombrar como nuevo socio al amigo de Sevilla, Rafael garrido, un placer darle la bienvenida a la Peña, además de fichar a un tío majísimo, tenemos un nuevo amante del vino, para enriquecer el escaso conocimiento que tenemos algunos, los menos, en la Peña.

Empezamos con una cucharilla de estupendos guisante lágrima a la parrilla, con toffe de cebolleta, simplemente deliciosos, un sabor magnifico, muy bien acompañados por un chupito de caldo de jamón, suave, sabroso y bien hecho, no se podía empezar mejor.

A continuación, La menestra de primavera: alcachofas, habitas repeladas, espárrago, y perretxikos, rulos de papada ibérica y yema de huevo de caserío, este pase lo cambiamos por recomendación de Pablo Loureiro , chef y propietario de Casa Urola , en un principio iba a ser un plato de espárragos , pero nos comento que este era uno de sus platos estrella , me alegro mucho de la recomendación , simplemente el mejor pase de verduras que he comido en mi vida , al denté , con un sabor “mágico” , la untuosidad de la yema , el aporte graso de la papada , solo por comer este plato , volvería mil veces , y por supuesto el resto de pases estuvo a un nivel sobresaliente .

Revuelto de ziza de primavera hecho a baja temperatura , perrotxiko de nuevo , una seta que en esta zona se aprecia mucho , llegando a mas de 50€ el kilo , sin embargo , para mi , es una seta sosa , no me mato por ella , pero como digo aquí es lo mas , un revuelto de abundante seta y con yema al baño Maria , dándole una textura cojonuda , otro plato de órdago .

Kokotxas de merluza a la parrilla y rebozadas, nuevamente producto de primera con la elaboración mas sencilla, para que brille el producto por encima de cualquier floritura, muy buenas.

Rodaballo salvaje a la brasa con panaderas, nos sacaron los bichos hechos, antes de emplatarlos individualmente, hermoso tamaño, hermosas raciones, se notaba la frescura del producto, terso, exquisito, chapo, no se si podría decir que es el mejor que he comido, pero podría ser.

Taco de foie gras hecho a baja temperatura y ahumado a la brasa, coulís de cebolla roja, puré ahumado de maíz y jugo acidulado de pato, menudo remate de lujo al apartado salado, buena ración y muy rico, a una persona de la mesa no le iba en esa elaboración y tuvieron el detalle de sacarla un micuit, lo probé, de categoría también.

Postre “Txomin Etxaniz”: milhojas de fresa y crema de maracuya con infusión de frutos rojos con txakoli, el nombre es el de uno de los txakolis mas reconocidos de la zona, Getaria, muy fresco, perfecto después del foie y para limpiar la boca para el último pase.

Torrija caramelizada con helado de café con leche, soy muy de torrijas, y no se porque, pero en esta zona es donde las he comido mejores y esta estaba sobresaliente, perfecto broche, magnifica velada.

Para beber, txakoli Txomin Etxaniz D.O Getariako Txakolina , como he comentado un referente de la zona , de los primeros en dar a conocer este vino , como ya sabéis se escancian , para romper el carbónico y darle esa chispa , diferente a los txakolis vizcaínos y Alaveses , que son vinos tranquilos , ya en Getaria , se hacen cosas con lías , que no se escancian , buenos cada unos tiene sus costumbres , son vinos muy frescos .

Blanco Godello Louro 2015 Magnum D.O Valdeorras, estaba muy rico, añada perfecta y en mágnum muy bien.

Tinto Izadi selección reserva D.O.C Rioja, pese a ser rioja clásico, buen vino.

Para los postres nos obsequiaron con un vino dulce, nos dieron varias opciones, pero la mayoría nos fuimos al dulce de Txomin Etxaniz, Uydi.

Cafecitos incluidos 98€ iva incluido, teniendo en cuenta que el producto era de proximidad y todo de primera, que la elaboración fue mimada, el servicio atentísimo, profesional, agradable; y el tema vino, sin restricción alguna y atentos a rellenado de copas, y si además decimos que estamos en Donosti , la RCP , es magnifica .

Muchas gracias a todo el equipo de Casa Urola , por una velada magnifica .

Para la última cena de nuestro periplo en Donostia escogimos el restaurante Casa Urola, situado en el mismísimo corazón del barrio viejo.

El restaurante, como muchos otros en el barrio,  tiene dos plantas, en  la de abajo se encuentra la barra de pintxos con algunas mesas diseminadas y en la de arriba, el salón comedor del restaurante, que es donde habíamos reservado mesa.

El restaurante existe desde 1956 y el Chef Pablo Loureiro Rodil esta al frente de sus fogones desde el año 2012. Podemos decir que casi ha nacido en una marmita ya que desde pequeño frecuentaba la cocina del restaurante de su abuelo y desde entonces se impregnó del recetario de la cocina tradicional vasca. Forma parte del grupo de cocineros guipuzcoanos "Sukatalde" y su excelente cocina de producto de temporada aunque enracinada en la tradición está bien actualizada. Dispone de una parrilla de carbón vegetal.  Tiene dos soles Repsol.

El restaurante decorado en tonos claros, es clásico, elegante y muy agradable, debe tener, si no recuerdo mal unas 10 mesas, bien separadas las unas de las otras, bien vestidas, con buenos manteles  ornados con un ramo de  flores naturales, buena vajilla y cubertería y copas de buen nivel. La sala está dirigida por Begoña Arenas, esposa del chef, y verdadera anfitriona, que ejerce igualmente como sumiller. El servicio de sala fue muy bueno, amable, cordial y profesional. Estuvimos atendidos por la maître-sumiller y dos camareras. El servicio del vino también fue bueno,  descorche, primera cata y algún servicio. Disponen de una buena carta de vinos con unas 150 referencias de diferentes nacionalidades y D.O. entre, además de otros vinos fuera de carta, que fue uno de los que tomé.

Paso a detallar la cena,

Como aperitivo nos sirvieron :

Salpicón de gambas Bueno.

Todos los entrantes que tomamos fueron de temporada y la mayor parte fueron compartidos y servidos en el centro de la mesa  :

Guisantes lagrima de costa a la parrilla con yema de huevo y caldo de jamón ibérico Una maravilla, placer de dioses, fueron los mejores guisantes lagrima comidos hasta la fecha, un verdadero caviar verde.

Alcachofas a la parrilla con jamón, crema de jamón y praliné salado de almendras Media ración. Otra delicatessen, delicioso.

Esparragos navarros frescos en dos cocciones (asado y cocido) con mahonesa de trufa y yema de huevo. Media ración. Los espárragos estaban deliciosos, tanto los asados como los cocidos, y la mahonesa ligeramente trufada ensalzaba el plato. Riquísimos. (No tuvimos tiempo de hacer la foto...)

Txapelas de hongos a la parrilla con yema de huevo, salsa de pato y piñones   Los hongos eran Boletus edulis y fue otro plato delicioso.

Tal vez, si tuviera que hacer una pequeña observación, es que tres de los cuatro platos llevaban yema de huevo.

Como plato principal compartimos :

Bogavante del Cantábrico a la parrilla   Pieza de 980 gr. carne abundante y deliciosa...fresquisimo.  No tengo palabras para definirlo, riquísimo.

El pan (foto primer comentario) de masa madre fue excelente.

De postre tomamos al centro de la mesa :

Txomin Etxaniz Fresas de Getaria Aroa con teja y crema de maracuyá, helado de leche fresca e infusión de frutos rojos y txakoli. Muy bueno.

Para beber tomamos, fuera de carta, una botella de vino blanco crianza, como la que bebimos con Jon Ander y Arantza en el restaurante Narru el 02/04/18 , aunque de una añada diferente, que nos encantó, Txakoli Aitaren cosecha 2015 DO Getariako Txakolina. Bodega Aitaren (Getaria). Cepages 100% Hondarribi Zuri. Vendimia manual. Desconozco el tiempo de crianza. Vino aun joven, pues tiene una guarda de hasta 7 años. Bonita botella. Vino muy equilibrado, fresco, muy redondo, mineral con un final largo y persistente.  La maitre-sumiller, Begoña Arenas me explicó que solo les quedaban  dos botellas y que era un vino de una producción limitadísima, difícil de encontrar.

Finalizamos con dos buenos cafés.

La cuenta ascendió a 95 €/persona. Muy buena RCP. Excelente cocina tradicional de producto de temporada. Disfrutamos. Es un restaurante en el que repetiremos cuando volvamos a Donostia. Muy recomendable.

  • Txomin Etxaniz

    Txomin Etxaniz

  • Bogavante del Cantábrico a la parrilla

    Bogavante del Cantábrico a la parrilla

  • Txapelas de hongos a la parrilla con yema de huevo, salsa de pato y piñones

    Txapelas de hongos a la parrilla con yema de huevo, salsa de pato y piñones

  • Alcachofas a la parrilla con jamón, crema de jamón y praliné salado de almendras (media ración)

    Alcachofas a la parrilla con jamón, crema de jamón y praliné salado de almendras (media ración)

  • Guisantes lagrima de costa a la parrilla con yema de huevo y caldo de jamón ibérico

    Guisantes lagrima de costa a la parrilla con yema de huevo y caldo de jamón ibérico

  • Aperitivo : Salpicon de gambas

    Aperitivo : Salpicon de gambas

La noche anterior habíamos estado cenando de pinchos por San Sebastián. El hecho de haber coincidido con la semana grande y el haber querido visitar los lugares más populares y, por tanto, los más concurridos, nos hizo decantarnos en esta ocasión por un lugar más tranquilo donde poder sentarnos a la mesa y olvidarnos un poco del cenar de pie y de las aglomeraciones. Por indicaciones de Toni, nuestro anfitrión en Donostia, nos encaminamos a Casa Urola para degustar alguno de sus pescados. El restaurante se divide en dos plantas: la de abajo con barra de pinchos y algunas mesas y el salón comedor en el primer piso. Nos indican que está completo pero que puden servirnos algunos platos de la carta en las mesas de abajo. Parece ser que esto se hace en algunas ocasiones, siempre que muestren buena disposición desde la cocina y que se pueda garantizar una buena atención para el cliente. Ya se sabe: quien mucho abarca, poco aprieta. Eso parecen tenerlo claro en esta casa.

Al no haber accedido al salón de arriba me resulta imposible darles mi descripción personal del mismo. Tampoco ojeamos la carta. Nos pusimos en las manos de Pablo, propietario y quien maneja la parrilla, con la única indicación que no se extralimitase en la comanda ya que llegamos bastante saciados después de la jamada de mediodía. Les emplazo a visitar la página web del restaurante para ver fotos del salón y conocer la carta de la casa. Esa noche tomamos:

- Ensalada tibia de bonito: Un timbalete de mezclum de lechugas en el centro y los tacos de bonito alrededor del mismo. El primero estaba excepcional, con unas hojas sabrosas y un acertadísimo aliño a base de piquillos. Nada que ver con los envasados que compramos en los supermercados. El bonito confitado, para mi gusto, un pelín pasado de cocción, pero con un sabor y frescura más que destacables.

- Bainas con espuma de patata: Unas riquísimas judías cortadas finas y con el punto exacto de cocción, la liviana espuma de patatas a modo de ligazón, unos piñones tostados y unas lascas de bacalao ocultas en el fondo del plato. Una delicia.

- Cogote de merluza a la parrilla: Único, excepcional, no comparable a nada degustado por mí con anterioridad. Sorprendente la cantidad de carnaza que se puede sacar de la cabeza del pescado, siendo ésta de tamaño considerable, esos sí, la melosidad de la misma y los escasos residuos incomestibles que dejamos en el plato. Como diría un gran amigo usuario de este mismo portal: muy top.

- Sorbete de mojito: Otra maravilla: Elegancia en la textura y equilibrio en los sabores (menta, lima, ron…). Un broche de oro para una gran cena.

Servicio muy agradable por parte del mismo personal que sirve los pinchos en la barra, experimentado, con un acertado sentido del humor y siempre dispuesto a agradar al cliente. Bebimos poco: cervezas, agua y alguna que otra copa de vino (Montenovo Godello y Fillaboa Albariño, me parece recordar). Buena carta de vinos a precios muy comedidos que pueden consultar en la web.

En definitiva, muy recomendable la visita al lugar. La barra y la pizarra de pinchos tienen muy buena pinta, pero es al sentarse a la mesa donde uno puede disfrutar de la exquisitez de sus platos, la excelente bodega y el trato amable y profesional del equipo. Gracias.

La barra de pintxos ya era sugerente, afortunadamente, habíamos reservado en el comedor, porque nos habíamos dado una caminata descomunal por Donostia y estábamos reventados, así que mejor relajarse en el comedor del piso de arriba.

No muy amplio pero con muy buena colocación de mesas, bien vestidas, clásico.
Servicio local, amable, eficaz y muy atento, dando buenas recomendaciones y mostrando interés por el cliente.

Compartimos dos primeros, Espárragos navarros frescos en dos cocciones, asados y cocidos, con mahonesa de trufa, muy buenos, original la mahonesa con ese toque de trufa, me gustó mucho, y buena idea presentar los espárragos de forma y texturas diferentes, divertido.
El otro primero fue un pulpo a la parrilla sobre berza, una crema de patata, papada ibérica y aceite de pimentón, espectacular, muy buen punto del pulpo y un toque muy interesante el de la papada.

De segundo fuimos al medio con una chuleta de vaca gallega “Luismi Premium” a la parrilla, más que suficiente para dos, sabrosa, tierna, muy buena, acompañado de un plato de patatas fritas, caseras.

Al postre llegamos muy justos, pero nos animaron a probar la torrija caramelizada, nosotros que somos facilones en lo que respecta al dulce, asentimos…. afortunadamente. La torrija era de pecado mortal, ahora ya sé que iré al infierno, pero valió la pena.
Café e infusión.

Respecto al vino, carta amplia, algunas marcas y precios muy interesantes, pedimos una La Montesa, (16€), servido a temperatura, buenas copas.

Fue toda una señora comida.

Fuimos un numeroso grupo a cenar con menu cerrado en un reservado. El servicio muy atento desde el principio a pesar de lo que supone mucha gente demandando diferentes cosas a la vez.

El servicio de vino no existió dado que al ser varias mesas del grupo se dejaba la botella en la mesa: un Conde de Valdemar corriente.
En cuanto al menu abundantisimo para ser una cena y tipico vasco dado que habia muchos extranjeros en el grupo y se queria dar una idea de la gastronomia de alli:
- Foie mi cuit casero: Muy bueno
- Boletus salteados. Muy buenos. No pudimos terminarlos por lo grande de la racion
- Sopa de marisco . Buena
- Chipirones plancha. Regular
. Fileteado de chuleton: muy bueno
- Canutillos rellenos de nata: excelentes

Pacharan y cafes.
No sé el precio al no haber cerrado personalmente el menu.
Quedamos satisfechos

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