Restaurante El Solet en Biar
Restaurante El Solet
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
20,25 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
26 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.5
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.3
Opiniones de El Solet
OPINIONES
5

En estos dias de limpieza general por confinamiento del Co-Vid 19 hay también limpieza de papeles que quedaron perdidos, y entre ellos me ha aparecido esta factura del local que no me resisto a subir porque me parece una buena alternativa en el viaje por autopista de Alicante a Valencia por el interior, cerca de Almansa.

En este caso íbamos de regreso de nochevieja y no es fácil encontrar locales de restauración abiertos para comer el dia primero de año y más en grupo amplio. El local ya ha sido descrito y estaba bastante lleno y más para la fecha (primer día del año 2012).

Grupo de 13 comensales y peticiones a la carta, aunque con el desayuno reciente. Para beber 1 Martini, 3 botellas grandes de agua mineral, 2 jarras de cerveza de barril, 1 refresco y de vino Manuel Manzaneque crianza y Emilio Moro crianza.

Para comer:

. entrantes compartidos al centro: calamar plancha, croquetas, pericana, revuelto de ajos tiernos y embutidos de Biar.

. de principales: 6 gazpachos manchegos, 5 chuletas a la brasa, 1 bacalao y un entrecotte, todos en buena ración, sencillos los complementos y emplatados; cocina casera.

. postres: la mitad optaron por postres, entre ellos tarta de orujo, dulce de tomate, piña natural. Los otros directos al café, cortados y carajillos.

Buen servicio y rapidez desde cocina. Sobremesa ajustada que vamos de regreso.

Una bonita casa, con techos altos y la brasa a la vista a la sombra del castillo de Biar,

Definen su cocina como tradicional con toques vanguardistas, nosotros tocamos mas la parte tradicional.

El salón es amplio, pero con no muchas mesas, en un altillo, abajo la brasa y la barra. Mesas bien dispuestas, con buena separación, sala agradable y cómoda, servicio eficaz, algo serio, pero atento,

Compartimos:

- Jamón ibérico de bellota, muy bueno (18€). 

- Pulpo a la leña, una buena pata de pulpo, bien cocinada, tierno y sabroso.

Como principales:

- Bacalao confitado con aceite de arbequina, servido con migas, pimentón y uvas, algo duro el bacalao, al final se acabó, pero costó un poco.

- Lomo bajo de vacuno mayor con patatas asadas y pimientos confitados con guindilla, que se hacia notar, buena carne, pero con algún nervio y demasiada grasa.

- Los niños compartieron medio solomillo de vaca rubia, que fue lo mejor, tierno y sabroso, un lujo.

No bebimos vino, alguna cerveza y un par de aguas, un café.

No pedimos postre.

Programamos un finde en una casa rural de la zona con los amigos y queríamos salir a comer al menos un día fuera. Como andaba yo últimamente liado con saraos de diferente índole, fueron quienes me acompañaron los que se encargaron de buscar donde hacerlo y quienes reservaron (suelo hacerlo yo). Miré en Verema por si había alguna reseña del lugar y sorprendentemente vi que sí. La cosa pintaba bien. Tras la experiencia vivida allí, me queda cierto sabor agridulce: cosas buenas y otras menos buenas.

Mesa formada por diez adultos y seis niños. Llegamos los primeritos a un salón que acabó llenándose por completo. Pensamos que ser los primeros nos reportaría una ventaja para acabar pronto (cuando se va con niños no conviene alargar la cosa), pero no fue del todo así.

El restaurante se ubica en una antigua bodega y, como corresponde, se trata de una gran estancia diáfana, con la techumbre muy alta y una bonita cubierta de madera sobre nuestras cabezas. Las paredes están adornadas con instrumentos de trabajo antiguos y todo el conjunto resulta agradable, sin disonancias.

La carta ofrece varios platos y hasta cinco menús diferentes. Los adultos optamos por el "Menú típico":

- Embutidos de Biar: Longaniza blanca, morcilla roja, chorizo y "blanquet". Sin complicación, siempre ricos.

- Asadillo de pimientos con mojama: En la misma línea. Sin más historia. Dudo si los pimientos eran de conserva o no. Sea como fuere estaban ricos.

- Revuelto de calabacín: Buena combinación de la verdura, el huevo y el pimentón rojo espolvoreado. Cayó muy bien.

- Plato principal a elegir. Prácticamente todos tomamos gazpachos de Biar (manchegos). Muy caseros en cuanto a sabor y presentación. Porciones de pollo y conejo un pelín bastas y unos pocos caracoles. Acierto en el uso de las especias dejando unos gazpachos sabrosos pero aptos para todos los paladares. Salió también un arroz seco de verduras para dos personas: sabroso y bien de punto, aunque un pelín aceitoso en exceso.

- Postres (fuera de menú): Yo tomé una tarta de turrón que ciertamente estaba deliciosa.

Los niños tomaron sopa de fideos y, como segundos, algunas croquetas unos, tortilla francesa otros (téngase en cuenta a la hora del coste final que he introducido resultante de dividir la cuenta final entre los 10 adultos).

Servicio irregular en cuanto al trato y los tempos. Dos únicas personas que, en algún momento, parecieron verse desbordadas lo cual derivó en algún comentario poco certero de su parte. Del plato de embutidos al de la mojama pasaron más de veinte minutos, cosa poco explicable tratándose de platos fríos sin apenas manipulación. Los niños acabaron pronto de comer y estuvieron jugando en la terraza exterior por lo que creo que apenas molestaron. Pero intuyo que esa fue la causa de un trato distante, un trato "de mínimos".

La carta de vinos reúne referencias de Alicante, Ribera del Duero y Rioja pero ya nos advirtieron que de muchas de ellas no tenían existencias. ¿Muga? Agua ¿Lan Crza? Agua. Al final Ramón Bilbao y una segunda botella de Enrique Mendoza cabernet y Shiraz. Cambio de copas entre una y otra, eso sí (buen detalle).

Pequeño desvio de la carretera de Alicante hacia Almansa que permite ir a un local de cocina casera más interesante que lo habitual de la orilla de cualquier autovía.
Al entrar al pueblo y con un patio en la entrada, llegas a un comedor amplio algo sobrelevado respecto a la barra, con un servicio más eficiente ahora que hace unos años, sin mucha gente (la anterior fue año nuevo y estuvo más caótico).
Amplia mesa redonda para 8, bien vestida, copas correctas, buen cambio de copas y de cubiertos.
Hay tres menús de diferentes precios y con mismo planteamiento: entrantes comunes y principal a elegir. En nuestro caso elegimos dos menus de 24€ y seis de 15€, en todos los casos por elegir el principal: arroz y gazpacho respectivamente. Postre o café. Pan incluido, correcto. Aceite Carbonell Gran Selección.
Para beber algunas cervezas de barril de entrada, 3 de agua Mondariz. Vino un par de botellas de Prado Rey Cuvée Primium 2009.

Al centro compartimos los primeros del menú de 24€:
. embutido de Biar: buen salchichon, buen embochado y más normales jamón y chorizo.
. pericana de Biar: algo similar al pipirana conocido. Notable.
. revuelto de calabacín: correcto con huevo bien de punto.
De principales, ambos optaron por arroz de conejo y caracoles (¡y pimiento, que para eso estamos en la influencia murciana!), algo duro (incluso para los que nos gusta duro), bien de tropezones, fondo mejorable, verdura escasa; ración amplia. Dejamos de lado la olleta de Biar, chuletas de cordero y el ya gazpacho que elegimos los del otro menú.

Del menú de 15€, compartimos los entrantes:
. croquetas: de jamon y e pollo, 9 de cada para seis comensales- Correctas.
. calamar El Solet: calamares rebozados, bien hechos, nada aceitosos
. ensalada: variada y completa.
De principal, unanimidad para los seis: todos optamos por gazpacho de Biar servido en dos cazuelas para cada tres. La carne no estaba desmigada pero muy bien de sabor, buena pasta, más que suficientemente especiado.

Las raciones de los principales más que cumplidas y aún más las de los entrantes que permitió que las compartiéramos entre todos.

De postres: dos de naranja preparada, tarta de chocolate, 2 natillas, 2 cafés y otro con hielo.

Nada extra pero se incluyó el agua en las bebidas del menú, quedando fuera los dos vinos.

Merece la pena el desvío, aunque eso es lo que dice la estrella Michelín, pero es que las autovías tienen mucho de castigo de la gastronomía.

Restaurante ubicado en un gran caserón a la entrada de Biar al que se accede a través de un patio que cuenta con un antigup horno de leña. Estilo rústico y agradable con un buen servicio. De entradas probamos el moje con pericana y asadillo de pimentos con mojama. Seguidamente gazpachos relamente buenos. De postre tarta de queso con mermelada de tomate. La carta de vinos es bastante correcta con referencias escogidas aunque optamos por vino de la zona.

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