Nueva ubicación de este rte. en Zamora. Se ha trasladado a la calle Santa Clara, 21, en el edificio del Círculo de Recreo de Zamora.
Vimos en la puerta de acceso un cartel en el que informaba de sus menús diarios y de sus pinchos. Siendo como eran las 7,30 de la tarde decidimos subir. El rte. está en primer piso, su acceso es libre pese a estar en las instalaciones de una entidad privada.
Barra bién provista de pinchos, y nos decidimos por : Pato confitado en tempura con pepinillos, acompañado de un vino Ribera del Duero Jv.. El pincho nos sorprendió muy agradablemente a todos. Tempura crujiente y la mezcla del pato confitado con los pepinillos estaba muy bién.
Tenia ganas de visitar de nuevo este restaurante, tras la anterior visita hace más de un año y no ser posible, en alguna estancia intermedia en fechas, en Zamora.
Sorpresa al acudir al mismo, siendo el antiguamente llamado “Viernes de Dolores” e inicio de vacaciones en muchas Autonomías, la calle bastante concurrida y solos en la sala hasta mas allá de las 23 horas que se ocupo una segunda y ultima mesa, con dos comensales.
Entorno ya descrito, acomodándonos dos comensales y optando por:
Aperitivo de la casa: gelatina de pimiento y dos cosillas más.
A compartir:
Espárragos de Guareña (zona de Zamora parece ser famosa por los mismos) que estaban fuera de carta (18 euros), a la plancha, con una base de verduras, que estaban con muy buen nivel, tanto en calidad como en punto.
Salteado de mollejas: entre aprobado y notable.
De platos:
Media de careta con cígalas (se agradece que te indiquen que quizás sea aconsejable pedir media ración) que estaba excelente.
Bacalao confitado sobre una base tipo pil pil suave: buena materia prima, pero sin entusiasmar su comida. Mejor de aspecto que de boca.
De postres:
Media Gin Tonic sólido y pastel de queso; muy bueno el primero y aceptable el segundo.
Dos cafés, una cerveza de entrada y dos Gin Tonic de Hendricks, pedidos en distinto momentos y que así mismo parecieron distintos.
En cuanto a la carta de vinos; predomino de DO Toro con alguna cosa más. Tomamos Quinta de Quietud 2005, (22.50 euros) con un servicio ajustadillo.
La cantidad pagada en total fue 120.60 euros.
El servicio intentando ser amable y con buen ritmo de platos, nada más. Buena recepción y algo mas floja la despedida.
En conjunto, platos algunos muy buenos y otros no tanto y la relación calidad precio, comparando con la anterior visita, más floja.
Restaurante en Zamora capital ya definido en anteriores comentarios, en el que cenamos 9 comensales, perfectamente recibidos y alojados.
Menú concertado previamente, que consto de:
Aperitivo capuchino de rebozuelo. Aperitivo de la casa que era todo sabor tal cual a su composición.
Carpaccio de cierva con virutas de queso de oveja zamorano. Bien, con lo que se puede pedir a un carpaccio, forma de presentar las cosas de la cual no soy muy adepto, pero que en esta ocasión en dos palabras: me gusto.
Ensalada de piña, mango, paleta ibérica y vinagreta de pistacho y berberechos. Buena conjunción con unos berberechos con sabor a mar, lo cual para mi no es poco.
Carabinero pochado sobre alcachofas y escabeche de oreja de Judas. Muy bueno
Salmonete en menuniére de aceituna, gazpacho y menta. No me acabó de convencer la unión de los componentes.
Sorbete de fresas y cerezas maceradas en aceite de oliva. Muy bien
Solomillo de jabalí sobre su reducción y arroz verde. El arroz que tenia sabor a mar, a mi criterio no marido con la carne.
Delicias dulces. Sorpresa, pero que muy agradable.
Buen servicio del vino, optando por:
Titan 2005 de Bodega del Bendito.
PSI 2007 de Dominio de Pingus
Laurent Terrier 1999.
E incluso tomamos algunos el famoso GT de “pepino”, que estaba excelente. La casa también invito a otros combinados
El precio es sin vinos y con menu concertado.
Tenía muchas ganas de visitar este restaurante del que tan buenos comentarios habíamos leído anteriormente,y no pudo ser en mejor ocasión que esta,acompañados de Concha y los amigos foreros salmantinos Javier y Mario con sus señoras,así como el grupo de Sevilla que participamos en esta experiencia gastronómica.Porque desde luego,de eso se trata,de toda una experiencia: el amor al trabajo bien hecho,la calidad de los productos,las primorosas presentaciones de los platos.. estamos sin duda ante un gran restaurante.Ricardo y Conchi forman un binomio impresionante,él en la cocina y ella en la sala.
Tomamos,dado que eramos un grupo muy numeroso,platos a compartir y menus ejecutivos (tiene un menú a 35 eur con vino incluido) sin que nos atreviesemos al menú amplio de degustación.
La lástima para mí en esta visita fue que tuve una indisposición que me impidió disfrutar de la comida como me hubiera gustado.
De beber, un tinto de Toro, "Prima" de bodegas Maurodos,sabia elección de Concha.
De las cosas que pude probar; un carpaccio de foie y boletus excepcional,el de salmón al limón con pipirrana,un chuletón de ternera de Aliste espectacular (la causa de mis desvelos,alguno dijo que parecía una raqueta de padel),los otros compañeros tomaron una serie de exquisiteces que dificilmente puedo enumerar,recuerdo un lenguado a la crema de carabineros,un fideua con chipirón,mollejas con langostinos,etc.. Siento no recordar nada mas ,porque como digo no pude acabar de comer y me tuve que ausentar de la mesa.
Lo que sí es cierto es que me tengo que sacar la espinita y volver a sentarme en este maravilloso lugar a disfrutar de la mesa,con la buena compañía de amigos y el buen hacer de Ricardo y Conchi.
Como dicen en algunas guías este es uno de esos sitios que por sí solo justifica un viaje.
Volveremos.
Chuletón de ternera de Aliste.Sin comentarios,la imagen habla por si sola.
Otro de los platos,este es el de Mario.No recuerdo su nombre,pero era espectacular.
Aperitivo.Un snack de queso que simulaba un huevo frito en miniatura
...A la proxima visita a Zamora para poder disfrutar tranquila y plenamente de la tan recomendada cocina de Ricardo y el servicio de vinos de la mano de Conchi. Con tanto ajetreo por Zamora y alrededores, bodegas, visitas, excursiones, la cosa no dió para más, aunque la ultima noche, sin más dilación nos dirigimos a La Oronja a tomar el ya famoso Gin Tonic de Hendrick`s con Fever Free, piel de lima y rodaja de pepino. He de puntualizar que no soy tomador habitual de este cocktail pero, a pesar de ello me encantó, sobretodo esa cantidad de aromas intensos que emanan del vaso cuando lo agitas, lima, flor de espliego, citronella, en resumen una copa muy singular, y relajante si encuentras su momento oportuno de tomarla. Previo al "pepino" tomamos unos bocaditos que nos prepararon a base de :
-Careta crujiente y melosa sobre salsa de su asado.
-Montadito de morcilla sobre pan crujiente.
-Ravioli de pulpo.
-Oreja con mejillón y queso fundido.
Espero volver pronto y poder disfrutar del resto de la oferta de este emblemático lugar.
En vista de la bien sucedida experiencia otoñal,ayer optamos por comprobar de primera mano el buen hacer micológico de Ricardo con las setas de primavera. Dejo constancia del festín:
- Chupito de crema de cabrales con ensalada de germinados de lombarda
- Carpaccio emparedado de setas de cardo (Pleyrotus eryngii) y bacalao en aliño de koroneiki, angula de monte (Cantharellus lutescens) y escamas de sal ahumada
- Ensalada de gurumelos (Amanita ponderosa) escabechados y tremella (Tremella funciforgis) con anchoa de verdad a la vinagreta de bianchetto (Tuber albidum)
- Ravioli de marzuelos (Higroporus marziolus) con morillas (Morchella conica) a la crema
- Chipirón pochado en mantequilla de trufa blanca (Tuber magnatum)y salteado de fideos de oreja de judas ( Auricularia auricula-judae) con jengibre
- Sorbete de rebozuelos (Cantharellus cibarius) con virutas de manzana verde
-Rabo de ternera de Aliste en paquetito de Boletus pinophilus sobre su sopa cortada con reducción de su jugo
- Naranja en perfume de hongos en textura helada, lecho de fresas, regaliz y vainilla
-Bombones funghi: "trufa" de trufa, ganache de Lepista nuda con caramelo de tinto, crema bombón de champiñón y anises y turrón de toffee fluido de boletus.
El resultado de conjunto me ha parecido excelente y destacaría la originalidad de la ensalada, la exquisitez del ravioli, las texturas y aromas del chipirón, y la contundencia del rabo, mención aparte el festival de postres.
Servicio de 10, como siempre. Esta vez nos decantamos por un correctisimo albariño.
RCP de lujo. 110,00 dos personas. 55,00 euros/persona (48 de menú y 6 de vino)
Así nos lo contó Conchi, aquí jugaba de niña..
Ahora, junto con Ricardo su marido, llevan desde hace unos dos años este sitio en Zamora.
Sala con techos altos, mesas amplias, distanciadas y bien vestidas, atención y generosidad en el servicio, pasión por el vino.
El trabajo de los dos, bien descrito en comentarios de más abajo.
La comida un homenaje: menu de temporada, otoño en este caso, a partir de setas y productos de mercado.
Hay que sentarse y sentirlo.... lo recomendamos y nos lo recomendamos.
Ese aroma del "muffin" de chocolate con hongos, una auténtica picardía que aplaudimos mucho.
Seguiremos las instrucciones de Ricardo, para intentar unos garbanzos como los que nos dio a probar.
Equilibrio es la idea central que mueve a Ricardo Campos a la hora de elaborar un menú. Lo consigue mi madre con una tortilla de patatas y lo borda el chef que nos ocupa en una dimensión mucho superior. Verdadera alta cocina.
Digo lo mismo que hace más de un año en mi primera valoración. Originalidad sin artificios. Creatividad y sensatez.
Faltan adjetivos, pero si uno define a este chef es la honradez. Con sus raices, con las materias primas y lo que es mejor de todo, con el comensal
Sales del restaurante con la sensación de haber vivido uno de esos momentos únicos que a veces se producen en una cata mítica y veo que mis compañeros de cena y amigos, han sucumbido al embrujo de La Oronja.
Me siento feliz de haber compartido con ellos este secreto.
Ya somos muchos los seguidores. Supongo que los soles y estrellas no tardaran en llegar.
Un festín para los sentidos. Y digo literalmente (que para eso me guardé el menú e hice las fotos):
- Aperitivo: Croqueta de rape y cecina sobre emulsión de patata con aceite (probablemente koroneiki, que me conozco las últimas pasiones del cocinero)
- Ensalada de níscalos escabechados, lomos de sardina en marinada de mandarinas y navaja en ajillo de aceituna parda
-Cous-cous de trompetillas de los muertos, velo de salmón y sus huevas en escamas de sal negra (soberbio, magistral, original, sublime, sin tiempo para la foto)
- Menestra de pardillas, alcachofas y cucurriles (para mí de lo mejorcito de la noche)
-Salteado de tres orejas: de cerdo y de judas (blanca y negra). De morir para resucitar al plato siguiente
-Cilindro de lenguado, picada de cigalitas y tuber melanosporum sobre fondo de carbonara de gamuzas (le saqué la foto después del primer bocado)
-Lomo de jabalí marcado con oronjas arriba y pisto de manitas y plateras abajo. Un expectáculo
- Muffin de cacao y hongos, "trufa" de trufa, royal de piña, chutney de pié azúl y gominola de rebozuelos. Esa trufa, delicadamente trufa de trufa.... para recordar años.
Todo lo esencial de la cocina de Ricardo está ahí. En el trabajo de pensar detenidamente los platos, de concebir las armonias, de elaborar con aquella finura y exquisitez de los maestros, del respeto al producto, del que "sepa a.." pero no avasalle, de la condimentación justa (de la duda del curri que era en realidad un cariño de soja japonesa), de la innovación sin estridencias, de la integración sin fushion ni fashion ni leches. Puedo ser sospechosa (y lo confieso sin reparo) hablando de este cocinero, pero ya era su fan hace años cuando en su otrora Capitol me pirriaba por sus huevos con tomate en su menú del día. No hay ni trampa ni cartón en su cocina. Y si una profesionalidad impresionante y un disfrute del oficio. Que afortunadamente nos hace disfrutar a todos. Siempre, y amenazo con volver. Y seguro que me sorprenden de nuevo.
El restaurante chiquitito, pero para qué más si tiene el tamaño justo para poder estar bien atendido. Vajilla y decoración exquisitas. El servicio de Conchi es de comprarse una sombrerería completa para quitarse uno a uno los sombreros una y mil veces. Se basa en una cosa tan simple y de sentido común como que el cliente se sienta en casa y agusto. Y su concepción de cómo llevar una bodega, de cómo renovar la carta, de cómo "armonizar" oportuna y adecuadamente sin restar protagonismo a la comida y sin que duela el bolsillo, más que didáctica es magistral. Y siempre con sonrisa. En esta cena cayeron " Cero" de Liberalia con los tres primeros, Quinta de quietud con los dos segundos, Flor de Pingus con el jabalí y "Ora pro Nobis" con los postres. Lo dejamos en sus manos y un éxito.
La relación calidad/precio para mi sobrepasa el óptimo.48 el menú y 12 por los vinos. Por añadidura, los "pepinos" de Hendricks con Fiver three de fin de fiesta por cuenta de la casa... de escándalo!
Restaurante situado en la zona central de Zamora, por lo que lo mejor, aparcar el coche por la zona exterior y darse un paseo por el casco histórico hasta llegar a este preciosos restaurante.
Decoración moderna y sin estridencias, llama la atención su calidez y tranquilidad.
Nos prepararon un menú degustación, dentro de sus Segundas Jornadas de las setas y trufas de otoño.
Las setas utilizadas.
Niscalo; Trompetillas de los muertos; Pardilla; Cucurril; Oreja de Judas; Oreja de Judas Blanca; Trufa; Gamuza; Oronja; Platera; Boletus Edulis; Pie Azul; Rebozuelo.
Los Platos: Antes de seguir tengo que decir que cada uno de ellos en su punto y la diferencia entre cada uno si tuviéramos que puntuarlos, no seria mas de 0,25/10.
-Ensalada de niscalos escabechados, lomo de sardina en marinada de mandarinas y navaja en ajillo de aceitunas parda.
-Cous-cous de tormpetillas de los muertos, velo de salmón y sus huevas en escama de sal negra.
-Menestra de pardillas, alcachofas y cucurriles.
-Salteado de tres orejas: De cerdo, de Judas negra y de Judas blanca.
-Cilindro de lenguado, picada de cigalitas y trufa, sobre fondo de gamuzas.
-Lomo de jabalí marcado con oronjas arriba, pisto de manitas y plateras abajo.
-Muffin de cacao y hongos, "trufa" de trufa (tuber melanosporum), royal de piña, chutney de pie azul y gominola de Rebozuelo.
Escribiendo esto, todavía las paladeo, sabores y texturas.
El servicio de sala perfecto en tiempo y atención, todo ello dirigido por Conchi, Jefa de Sala y Sumiller, que te explica los platos o habla de vinos con una humildad tal que quedas impresionado.
Vinos: Liberalia cero 2007 (D.O.Toro); Quinta de la quietud 2004 (D.O. Toro); Flor de Pingus 2005 (D.O. R. Duero); Ora_Pro_Novis vendimia tardía de Bodegas Vega Sauco (Toro)
Después charla relajada con unos Gin, cada uno con su tema, ya sabéis marcas, pepino, limón, etc.........
Personalmente, merece la pena un viaje, solo por comer o cenar en este restaurante.
Volveremos seguro.
El precio esta sin el vino.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.