Restaurante Coconut en Valencia
Restaurante Coconut
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
17,50 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
23 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.7
Comida COMIDA
7.9
Precio medio entorno ENTORNO
7.0
RCP CALIDAD-PRECIO
7.9
Llamativa bodega
Leche de coco con brownie, helado de yogur y frambuesa y crocante
Solomillo con verduras
Opiniones de Coconut
OPINIONES
9

Tras la descripción del anterior comentario del amigo Toni poco más que añadir salvo algún pequeño detalle como que las mesas están juntas y si el local se llena (hoy no era ni de lejos) tiendes a estar tipo bistro francés que pasar entre mesas a sentarte es posible que tires las copas del vecino. Las mesas de la pared son banco corrido para aprovechar espacio en el centro. Hay una pequeña barra para servicio de tirador de cerveza y cafés más destilados. Dos bonitas decoraciones de botellero grande al fondo que esperemos tengan rodaje los vinos por el calor de la sala, y una bonita pecera alargada que separa de la cocina.

El servicio es rapido y efectivo. La carta de vinos mantiene más que suficientes referencias de precios comedidos (10-25€) con amplia diversidad de DOs tanto en tintos como en blancos. No ví carta de comidas porque no me dieron más opción a medio día que el menú del día, del que tampoco hay hoja informativa, lo que es una pena dado que siendo una cocina más creativa y con diferentes ingredientes, siempre gusta leerlo y releerlo y no tener que elegir a bote pronto según viene "cantado" a pie de mesa; tampoco es tan difícil una cuartilla impresa por la mañana, según mercado.

Para comer y dentro del menú del día (15€), dos opciones de primero, de principal a elegir entre un arroz, una carne o un pescado, más un postre único. Lo que sirvieron:

. calabacín relleno de carne de ternera y pesto con un base de queso azul y sobre crujiente de una lámina de plátano: muy bien presentado, buenos puntos de fuego en cada elemento.

. arroz meloso de pescado de roca con gamba fresca y rape: denso fondo, arroz mejorable de calidad, buen punto de cocción, se nota que la gamba era fresca porque faltaba pelar el final de la cola de una de ellas, rape ajustado; ración total correcta.

. postre: cremoso de frutos rojos, bizcocho plancha y helado de limón: delicado el cremoso y la fuerza del limón del helado lo abarca todo; buen planteamiento de diferentes texturas, sabores y temperaturas y se agradece psotre refrescante por su acidez y helado pero hasy que intensificar los sabores de los otros componentes.

Para beber una cerveza bien tirada y un café bueno. Unas aceitunas partidas y un correcto pan por cortesía de la casa.

Una cocina más que correcta con un buen emplatado, buena selección de vinos de precio medio más un precio final correcto y un decoración del local que proporciona un ambiente agradable sin perder en calidad. Seguramente en el menú degustación de la noche, la cocina se exprese mejor.

En los límites mismos de la ciudad, a las afueras del barrio de Campanar y en una de las zonas de mayor expansión urbanística a principios del presente siglo encontramos este coqueto restaurante. Las amplias avenidas, el escaso tráfico en ellas, las zonas ajardinadas y la facilidad para el estacionamiento logran transmitirnos la sensación que uno se ha salido de la gran urbe y que es posible vivir de manera más tranquila en ella.

La planta del restaurante es la típica de los bajos comerciales urbanos, de forma prácticamente rectangular y con muchos más metros de profundidad que de fachada. Para evitar el efecto “tubo” se ha dejado toda la cara que da a la calle con unas amplias cristaleras que permiten la entrada de abundante luz y se ha pintado y decorado el local de blanco prácticamente en su totalidad. Como contrapunto, se ha dejado el pavimento de hormigón proyectado, grisáceo, sin revestimiento alguno. Mesas funcionales, de color blanco también ellas, sin mantel y con el típico “camino” de mesa para cada dos comensales, de color marrón, en este caso. Vajilla, cubertería y copas sencillas, funcionales, correctas.

Enrique Estellés es el propietario del negocio y, tal como siempre debería ser, aunque resulte obvio mencionarlo, también el motor del mismo. Lo digo por aquella mala praxis tan extendida los últimos años de invertir en un negocio de hostelería y olvidarse prácticamente de él. Es él quien recibe a los clientes, quien toma las comandas, quien dirige la cocina y el servicio y quien hace las cuentas. Una sala no excesivamente grande y su dinamismo y vitalidad le permiten hacerlo y ello repercute positivamente en el negocio. Según nos comenta, para él es prioritario fidelizar la clientela del barrio, en un lugar tan alejado del centro como éste, y no puede permitirse fallo alguno con los clientes habituales de la zona.

No ojeamos la carta y aceptamos a la primera la sugerencia de Enrique de tomar el menú degustación. Con un precio de 22 euros ofrece tres aperitivos a elegir de entre un listado de cuatro (realmente fueron cuatro con el que se marcaron por cortesía de la casa nada más tomar mesa), dos entrantes a compartir al centro de la mesa que se eligen de entre cuatro propuestas y un plato principal individual (se ofreció ese día bacalao, dorada o carrillada).

- Crema de puerro ahumado con longaniza fresca: Aperitivo de cortesía. Se sirve en cucharilla de porcelana. En la base encontramos la longaniza desmenuzada que se recubre con esa salsa-puré de puerro. Predominio apabullante de los matices ahumados.

- Coca de hojaldre, escalibada y salmón marinado: Sencillo aperitivo. La masa de hojaldre es muchísimo más ligera y aérea que la masa convencional de harina y levadura que se usa para las cocas en los hogares valencianos. Buenas la verduritas asadas y cuasi imperceptible por su suavidad y elegancia el sabor del salmón.

- Croqueta de “blanc i negre”: El blanc i negre es la combinación, siembre en bocadillo, de longaniza blanca y morcilla. Con ambos ingredientes se elabora esta croqueta de tamaño considerable, textura correcta y sabor intenso.

- Canutillo de delicias de cerdo, gorgonzola y guacamole: Pequeño rollito de pasta filo frito con el relleno que se expone en el enunciado. En boca resulta perceptible casi exclusivamente el queso, muy por encima del resto de sabores.

- Carpaccio de pez espada con duxelle de champiñones y encurtidos: Lonchas finísimas, cuasi tranparentes del pescado, aceite de oliva en abundancia y un picadillo de champiñones crudos, alcaparras, pepinillos... en el centro para acompañarlo. Sin desmerecer para nada el resto de ingredientes, me encantó el aceite y el pan que se sirvió junto a este plato. Se percibe mucho mejor el sabor de este pescado tan fino sin mezclarlo con la duxelle.

- Pulpo a la brasa, patatas, mostaza y wasabi: Un clásico de la última década con la salvedad de esa salsa que combina mostaza y wasabi. Un acompañamiento con cierto riesgo y cargado de personalidad. Destacable también la ternura del cefalópodo.

- Dorada con verduras y piña: Porción de dorada salvaje que se disfruta por sí sola, sin necesidad de acompañantes. Para mi gusto, tampoco se acierta con esta guarnición de corte más moderno pues la cocción a la plancha y la calidad excelsa del producto no piden mucho más que unas verduritas a la plancha. Siempre es un placer tomar pescado de calidad y, más aún, así: perfectamente limpio y desespinado.

- Torrija con helado de horchata: Este postre también se ha convertido en un clásico aquí en la Comunidad Valenciana, pero está tan sumamente rico que uno jamás se cansa de tomarlo. La torrija del Coconut queda realmente rica con una textura y sabor en el caramelizado muy destacable. En el fondo del plato hay una especie de granizado de romero, eso nos dijeron, pero no alcancé a percibir ningún aroma a esta planta

Todos los platos estuvieron ricos, en la línea de bar o gastro-bar tan extendida por nuestra geografía. Cocina urbanita sin elaboraciones complicadas, sin un trabajo minucioso en la mise en place y con ausencia de esos fondos o salsas preparados concienzudamente en restaurantes de más nivel. Los sabores son nítidos, sin entresijos ni dobles intenciones. Ideal para comidas o cenas informales con gente que valore la cocina un pelín más cuidada y este ambiente relajado y de disfrute que se respira en el restaurante.

Quiero destacar por último la carta de vinos que ofrece un número de referencias mayor al que se acostumbra a tener en restaurante con las mismas pretensiones que éste. La mayoría de ellos se sitúan en la franja 10/20 euros, un precio asequible para cualquier bolsillo. Predominan los vinos valencianos pero hay representación de casi todas las DO de España. Eché en falta alguna mención a Jérez, la DO más olvidada en la CV. Además, se conoce que Enrique tiene otras botellas fuera de carta pues, en nuestro caso, nos aconsejó uno que no estaba en ella: Akilia 2013 (DO Bierzo). Muy buena la recomendación, por cierto.

Comida de viernes con amigos y puesto que se imponía la zona de Nou Campanar eché mano de Verema y encontré este local que, pese a tener pocos comentarios, me dio buenas vibraciones.

Mientras esperábamos al resto... unas cervecitas y unas aceitunas partidas aliñadas para saciar el hambre de la hora de comer.

A mediodía ofrecen un Menú por 15 € (IVA y bebida aparte) pero también pude ojear la carta que me pareció muy interesante. Y ésta fue mi elección:

~ Salmón marinado sobre base de patata y huevo. Buenos tacos de salmón de exquisito sabor y estupenda textura sobre un timbal de patata cocida, huevo duro, pimienta, sésamo negro y pimentón, todo muy bien ensamblado. El conjunto muy rico y cumplidor aunque el salmón, para mi gusto, un pelín pasado de punto de sal. Ración generosa.

~ Solomillo con verduras. Buena pieza de carne al punto de cocción, tal y como había solicitado, sobre unas verduritas fritas: ajos tiernos, brócoli, cebolla y pasas. Buena materia prima cocinada con mimo. En mi caso, la carne con verduras es una estupenda opción que nunca falla.

Como postre una curiosa combinación de Leche de coco con brownie, helado de yogur y frambuesa y crocante con efecto peta zeta que conseguía esa nostálgica explosión en boca. Goloso remate pero sin empalagar. Exquisito colofón!

Pan rebanado y crujiente sin coste adicional y que repusieron en cuanto se acabó. AOVE ecológico que estaba de vicio. En su web se puede leer que los productos son 100% orgánicos y las hortalizas cultivadas en su propia huerta. Admirable iniciativa!

Para beber agua y cerveza, aunque a la vista estaba que cuentan con una llamativa bodega.

Cafés e infusiones incluidas en el menú.

Servicio joven, uniformado, cercano y simpático. Por lo que veo en su web el equipo está formado por un grupo de amigos, todo chicos! Con ilusión y ganas de agradar les auguro un buen futuro.

Local amplio, moderno, luminoso y sencillo pero con encanto. Un gran acuario hace la función de pared de la cocina por lo que se puede ver lo que se cuece. Puesto que está situado a la entrada resulta original, bonito y llamativo. Mobiliario práctico y cómodo en blanco con camino de mesa y servilleta en color chocolate. Menaje funcional y correcto, cambio de cubiertos, buena cadencia entre platos, música ambiental agradable, inmejorable compañía... En resumen, buena atmósfera.

Yo calculo que tendrá una capacidad para unas 40-50 personas y estaba casi lleno. Íbamos con reserva y por lo que comentaron por la noche tenían lleno. Por su ubicación pensaba que habría menos gente pero me equivoqué. Mucha suerte les deseo a estos jóvenes emprendedores.

  • Llamativa bodega

    Llamativa bodega

  • Leche de coco con brownie, helado de yogur y frambuesa y crocante

    Leche de coco con brownie, helado de yogur y frambuesa y crocante

  • Solomillo con verduras

    Solomillo con verduras

Emplazado en el barrio de Campanar, zona bien comunicada donde el aparcamiento es fácil. Local con diseño sencillo, moderno y muy confortable; meses y sillas elegidas para comer con comodidad. Eramos 6 y tomamos 6 menús degustación. Es cocina elaborada con esmero y con materia prima de la mejor calidad, lo que da lugar a unos platos extraordinarios. Esto, unido al servicio ágil, raciones abundantes y precio ajustado, hace que considere un restaurante muy recomendable hoy en día en la ciudad de Valencia. El servicio por parte de sus jóvenes propietarios, igualmente óptimo. El único "pero" se lo pondría a la iluminación nocturna: requiere estudio pues se nota pensada para el día.

Desde hace varios años Quique y su equipo nos deslumbran con el menú del día por 15 €.
Cocina imaginativa, con combinaciones atrevidas. Cantidad suficiente y tras muchas muchas visitas nunca han repetido un plato.

Carta de vino sin pretensiones, acorde al loca.
Local honesto.

Local familiar con buenas intenciones según se puede leer en la carta; para degustarla habrá que acudir una noche de jueves a sábado, porque el resto de días, abre mediodía y trabaja sólo un menú que consta de 2 primeros y 2 segundos...

Se trata de un restaurante donde destaca el ambiente muy confortable, moderno, con detalles de diseño y muy bien estudiadas y resueltas la insonorización y climatización de local. Espacio suficiente para mantener una conversación tranquilamente.Como detalle se exponen y venden cuadros de un pintor novel (Keke)

Trato muy agradable tanto del responsable de sala como del propio Chef, por cierto ambos son jóvenes y el Chef proviene de la escuela de hostelería del CDT de la Comunidad Valenciana.

Cocina tradicional - la de casa- con una versión moderna. Carta corta pero completa y equilibrada.Destaca el timbal de papa frita con huevo y tamate frito, el solomillo de ternera y los pescados del día con un punto fuera de lo común. No te pierdas las ensaladas y los carpachos.

Utilizan productos ecológicos en algunos platos, tales como los garbanzos, judias, lentajas y arroz.

Carta de vinos adecuada destanco también los ecológicos como los de Bodegas Los Frailes de Fontanars.

Merece la pena

Estuve ayer jueves 11 de diciembre del 2008, estuvimos solos. creo que al ser un sitio de no paso si no vas adrede no vas. zona nou campanar. la decoracion excelente, minimalista e ikeista, muy agradable. muy amplio y techos altos con lo que cuando haya mucha gente no se debe cargarde humo.

cenamos de maravilla. ensalada de brotes de alfalfa, hoja de roble, laminas de jamon de perdiz tostaditas y a la vez se te deshacen en la boca, atun ...etc .

vasito de "reduccion de cocido"? no recuerdo bien lo que era, vasito de pure de patatas con tostaditas, entrecot lomo alto buey argentino, buenisimo. 2 botellas de tinto, 1 pago balagueses merlot 2005 y un enate somontano, cada uno sobre los 22 euros (eramos 4 personas). 2 coulants espectaculares con heladito y fondo de frutos del bosque y algun petazeta (curioso contraste pero muy bueno) . chupitos y cafes varios y 4 puritos.

carta de vino normal en cuanto a cantidad pero de mucha calidad. curiosidad: entre ellos 3 de comercio justo y ecologicos.

35 eur. pax. camarero y cocinero muy amables y extrovertidos. sin problemas de parking. volveremos.

En el barrio de Nou Campanar ha surgido este nueve restaurante, al lado de El Racó de Rafa -¿dónde estás añorado Rafa?- y El Pouet, con el fin de reforzar la oferta de la zona.

Decoración minimalista en color blanco y todo de IKEA, incluido coperío y cubertería. Las mesas -algo juntas para tener una reunión íntima- están colocadas en fila india con sofá pegado a la pared y silla en el otro extremo, combinando así la distribución. Cuando acudimos sólo había una mesa ocupada, por lo que no hubo problemas de intromisiones conversacionales. Aunque cenar en un restaurante a solas quizás queda algo desangelado.

La carta es corta, con unos cinco entrantes y otros tantos segundos, aunque siempre se puede optar por el pescado del día, lo que da algo más de versatilidad.

La cocina es una mezcla de productos tradicionales con una versión moderna como el timbal de papa frita con huevo, es decir, huevos fritos con patatas pero con otra imagen. Solomillo de ternera de segundo correcto y corvina bien cocinada, presentada y de muy buen sabor.

Para beber un Sybarus chardonnay (15€) y de postre un coulant de chocolate muy rico. Cafés solos a 1,50 euros...

Tienen menú de mediodía a 15 euros. Y la atención del joven camarero, muy buena, aunque lo tenía fácil ante la soledad del local.

A pesar de la brevedad de su carta, volveremos a ver qué tal la evolución.

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